En la ciudad de Barcelona, Kira Nikolova una vampiresa mafiosa consigue una alianza con Lucio Bustamante, un mafioso español, con el fin de poder sobrevivir entre la sociedad sin exponerse.
Todo comienza a torcerse cuando entre ellos algo más que l...
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Barcelona, Centro.
Torre Bustamante.
Lucio
5 am y mi insomnio me hace levantarme de la cama mientras entro al baño para bañarme y empezar el día.
Las noches se volvieron una pesadilla desde que esa mujer entró en mi cabeza, sus ojos, su boca, el sabor que dejó en mis labios luego de que nos besáramos en su oficina, que mis manos recorrieran su perfecta figura mientras mi cuerpo reaccionaba a ella por puro instinto, había logrado desestabilizarme de pies a cabeza.
Me deshice de mi creciente calentura bajo el agua mientras me la imaginaba en cuatro sobre mi cama.
Un gemido involuntario se escapó de mis labios cuando me corrí en la ducha.
La odiaba, odiaba cada sentimiento encontrado que me recorría el cuerpo, pero al mismo tiempo la deseaba, quería doblegarla y hacerla gritar mi nombre.
Y así, otra mañana más me levantaba frustrado por su culpa.
Mi mano derecha, Ernesto, estaba golpeando mi puerta mientras salía del agua.
— ¡Pasa! — grité desde el baño mientras me ponía unos calzoncillos. Salí a su encuentro mientras las gotas de mi mojado pelo caían sobre mi espalda. — ¿Alguna noticia? — un traje negro yacía en mi cama mientras me terminaba de secar el agua del cuerpo.
—Sí señor. La reunión con el cartel de los Coppola en Valencia está preparada para hoy en la tarde, se hará el anuncio de su nueva asociación. Carlo Coppola ya dispuso del predio para una mayor privacidad —No dejaba de teclear su teléfono mientras me hablaba. Yo seguía en mi labor de vestirme, tape mis tatuajes con la camisa blanca, marcas de una historia que no me gustaba recordar, pero que si bien los odiaba me recordaban todos los días que, así como hoy estás en lo alto mañana puedes estar 10 metros bajo tierra.
—Bien, prepara todo y avísame cuando esté todo listo, ¿Dónde están mis hermanas? — miré mi teléfono al tiempo que el nombre de Amelia parpadeaba en la pantalla.
—Justo me preguntaba por ti— contesté mientras salía de la habitación y me encaminaba a la cocina, mi estómago gruñía.
—Buen día también para ti hermanito— a pesar de todo lo que tuvo que pasar, su voz alegre nunca se perdió. Era lo que adoraba de ella. — supongo que no has hablado con Olivia, su candidatura para diputada en el senado ha estado hasta arriba en las encuestas, no ha parado por un segundo, a penas y la vi esta semana— su voz llenaba el lugar a través del altavoz mientras me servía café en una taza y Gladis, mi ama de llaves me servía un plato de frutas acompañadas de unas tostadas con jamón.
—Hablé con ella ayer, está bien, lo que importa es que come y se mantiene en pie— llevé una tostada a mi boca mientras Amelia seguía parloteando por el teléfono.
