Capítulo 08

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Danielle

Con un nudo en la boca del estómago salgo del elevador y miro hacia todos lados, buscando encontrar a Gabriel. No sé cuánto tiempo estuve arriba con Ian, pero debió haber sido el suficiente para que Gabriel se pregunte el dónde estoy.

Guardo las llaves que me ha dado Ian y aprieto con mi mano mi bolso, no sé qué auto sea, pero sé que es un Mercedes Benz por el logo. Respiro hondo, echo
mis hombros hacia atrás y camino por el pasillo del club, encontrando a Gabriel adentrándose en el mismo pasillo que estoy yo.

Le sonrío inmediatamente, y él me recorre de pies a cabeza, acercándose a mí. No le diré que Ian me ha dado un auto, no tengo explicaciones cuando me pregunte el porqué, así que prefiero no contárselo, no aún.

—Te estaba buscando, mi amor —dice, llegando frente a mí. Sus manos se posicionan sobre mi cintura y me atrae a su pecho, abrazándome con fuerza —. ¿Dónde estabas?

Gabriel acerca su boca hacia mis labios y me da un beso corto, arruga las cejas y respira hondo, aspirando mi olor a cigarro.

—Estaba fumando mientras hablabas con el hombre que me dijiste —subo mis manos por sus hombros, sintiendo la textura del traje que tiene puesto. No es mentira lo que he dicho, si estaba fumando, pero no digo con quién —. ¿Nos vamos? Ya ha sido suficiente.

Me asiente con la cabeza, sin preguntar más. Su mano derecha sube por mi espalda y me da otro beso, esta vez más largo y tranquilo que el primero. Me permito relajarme y cierro mis ojos, dejándome llevar. Llevo las puntas de mis dedos a su mandíbula y le doy una leve caricia. Gabriel es un hombre guapo, y sabe hacer de todo, por eso me gusta.

Profundizo el beso ladeando la cabeza hacia un lado y sonrío entre sus labios. Sabemos cómo terminará la noche. Él me extraña, y yo lo extraño a él. Y es extrañar en el otro sentido.

—Sí... vámonos.

Mi piel se comienza a poner caliente y me separo de él para ya irnos lo más rápido, pero me detengo cuando las puertas del elevador se abren y aparece Ian, tan imponente como siempre. En cuanto sale del elevador dos hombres lo siguen detrás. Sus ojos conectan con los míos por un corto segundo, luego fija la vista en su camino. Yo en cambio no puedo despegar mi mirada de él, es como un maldito imán. Camina tan intimidante y se mira tan guapo. Sé que si hubiese estado sola aquí en el pasillo me seguiría mirando, pero como estoy con Gabriel prefiere no hacerlo.

Mi corazón bombea y hasta que se pierde de mi vista puedo tragar saliva.

Gabriel es mi lugar.
Me repito.
Gabriel es mi todo.

♣️♣️♣️

El auto que me proporcionó Ian entra totalmente en mis gustos, y sé que él lo sabe: es un Mercedes ESQ580, color negro, con el polarizado más oscuro que hay. Gabriel lo ha visto estacionado en el aparcamiento privado de los apartamentos, me ha dicho que es un carro lujoso y llamativo, pero yo no le dicho que es mío, así que solo me hago la tonta y finjo no saber de quién es.

Dejo el control de las llaves en mi bolso, guardándolo y respondo la llamada entrante de Gabriel.

—No creo que puedan terminar más rápido, amor —murmura. Su voz suena frustrada, por lo que hago una mueca. Es el festejo de Ian, y hace media hora me dijo que revisaría si podía desocuparse temprano para ir juntos, pero hasta ahora me cambia el plan, faltando casi una hora —. Ve tú sola.

La mujer del Diablo. [+18]Where stories live. Discover now