El incio.

2.1K 82 14
                                    

Ian

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Ian.

«El aire se siente espeso entre las cuatro paredes, el nudo en mi garganta se hace más grande, los ojos me arden, la cabeza me duele, y siento que la vida me pesa... sin embargo, no importa, porque aún así tengo la fuerza suficiente para estar frente al padre de Annabelle; quien me mira con sus ojos tan similares a los de su hija, pero con frialdad e indiferencia, el rasgo que siempre los diferenció.

—¿No piensa hacer nada? —repito por segunda vez, con la incredulidad destilando en mi voz —. ¿Usted se va a quedar así, de brazos cruzados? Porque yo no.

Me observa en absoluto silencio y menea la cabeza en negación, haciendo que un tirón resurja de mi pecho.
¿Cómo es posible que un padre al que le arrebataron la vida de su hija no haga nada? ¿Cómo?

—Fue un ajuste de cuentas, Ian —responde, neutral —. No puedo hacer nada porque también hice lo mismo.

Bajo la cabeza, aprieto con fuerza mis manos y suelto una risa carente de humor. Saúl no es un hombre de mi agrado, y aún así, estoy dejando atrás las diferencias y mi orgullo para un trato que no quiere aceptar.

—¿Y de verdad espera que yo no haga nada? ¿Cómo espera que continúe con mi vida?

—¿Para qué quieres buscarlos? Ni siquiera amabas a mi hija, Ian —recrimina, y tenso mi mandíbula —. ¿Quieres obtener venganza solo por sentirte culpable?

—No solo se trata de su hija —escupo, conteniéndome para no perder el control —. Y lo sabe.

—Lo tengo claro —él asiente —. Pero no creo que debas meterte en estos negocios, a mi hija no le hubiera gustado saber que...

—¿Qué? —interrumpo, enderezándome —. ¿No le hubiera gustado saber que hizo que me casara a fuerzas? ¿O no le hubiera gustado saber que usted siempre lo controló todo? ¿Qué más da si yo mismo estoy tentando a la muerte?

El enojo surca sus ojos, pero yo no tengo miedo, porque ya no tengo nada que perder.
—¿Si no la amabas entonces para que quieres saber los nombres?

Respiro una grande bocanada de aire, sintiendo las venas ardiéndome. Siempre es lo mismo, siempre escuchando esa mierda en boca de todos, y aunque no me casé por amor no significa que su muerte me haga feliz, pero estoy cansando de repetir lo contrario, no voy a probarle a todo mundo si mi amor fue de verdad o no.

—Solo dígame los nombres —pido, obligándome a calmarme, obligándome a mantener el respeto aunque él no se lo merezca —. Sé que sabe quiénes fueron. Dígame quién fue el encabezado.

—Pero es que debes entender que...

—Fueron cuatro personas, solo dígame los nombres y yo me encargo. Usted no será parte de esto si es lo que le preocupa —menciono, con seguridad —. Yo me desapareceré por un tiempo, no sabrá nada de mí hasta que sea el momento.

La mujer del Diablo. [+18]Where stories live. Discover now