Capítulo 29: Círculo de fresnos

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Avanzaban rápidamente y Nion encendió el mechero en el extremo de una esfera rellena de un líquido rojizo mientras ella disparaba su primera flecha.

Se incrustó en una de las ruedas delanteras del primer contenedor, haciendo que se tambalearan violentamente; los caballos se alarmaron y el conductor intentaba no caerse.

Disparó una segunda flecha –que se incrustó junto a la cabeza del conductor del segundo contenedor a modo de reto-, mientras Lia y Nion lanzaban nuevas esferas bajo los carros, que un segundo después explotaron, encendiendo un fuego de advertencia.

El fuego se extendió y el conductor del primer contenedor bajó de un salto, pero Fai ya estaba allí. Se produjo un choque entre sus espadas mientras ella se acercaba con rapidez.

De la parte trasera del contenedor saltaron dos guardias más y se acercaban a Fai, que acababa de dejar inconsciente al conductor, pero ella le disparó una flecha al hombro de uno de los guardias, quien soltó un aullido que se silenció medio segundo después al golpearlo en la cabeza con el mango de su cuchillo.

Fai luchaba con el otro guardia, pero debían ser rápidos.

Muy consciente del fuego que crecía bajo los carros y los golpes amortiguados que sonaban en su interior, del propio rugido en sus venas que le exigía derramar sangre, golpeó al guardia en la parte trasera de las rodillas, haciéndole caer y Fai terminó el trabajo.

El rugido en sus venas contrastaba con la absoluta calma en la que se sumergió. Su cuerpo vibraba de energía, pero su mente se instaló en una fría calma que le resultaba familiar y que disfrutaba.

El calor de la batalla, las tácticas para salir victoriosos.

El resultado final del juego largo.

Fai le guiñó un ojo, la mitad de su rostro cubierto por un pañuelo, cuando recogió las armas de los guardias caídos, dirigiéndose a Lia y Nion que luchaban contra los guardias del segundo contenedor.

Los guardias se enfocaron en Nion, quien dejó su costado desprotegido, pero ella ya estaba allí, cubriéndolo y frenando una estocada de la espada dirigida a Nion.

El tipo gruñó con rabia y arremetió contra ella, pero logró deslizarse a su alrededor para clavarle el cuchillo bajo las costilla.

Le sonrió al rostro adolorido del tipo aun cuando no podía verle la sonrisa por el pañuelo que le cubría el rostro desde la nariz, pero un golpe de Nion dejó al guardia inconsciente.

Fai se acercaba con el ceño fruncido.

—Dijimos que no mataríamos a nadie –dijo con voz tensa, mirando al tipo que se desangraba en el piso.

Ella pasó a su lado, quitándole una de las espadas que sostenía.

—Ese estuvo a punto de matar a Nion –replicó ella planamente, acercándose al contenedor más cercano. Vio a Lia tomar una espada y correr hacia las puertas del otro contenedor-. Y luego vino a mí. ¿Qué hubieras preferido?

—Y tampoco está muerto –intervino Nion, agachándose a regañadientes para vendar al guardia, evitando que se desangrara en el suelo.

Cierto, había dirigido el cuchillo para que no perforara ningún órgano vital, evitando que la herida fuera mortal.

Bajó con fuerza la espada mientras Fai y Nion arrastraban a los guardias fuera de la vista, y cortó las cadenas que mantenían cerradas las puertas traseras del contenedor.

Al abrirlas, lo primero que le impactó de lleno en el rostro fue el olor a humedad y agrio sudor corporal. Luego los siseos, y los pocos rayos de luz al atardecer iluminando el interior reveló a más de una decena de feéricos apretujados al final del carro, con harapos cubriendo sus cuerpos.

Reino de Sombras y EsmeraldasWhere stories live. Discover now