[71] El otro lado de la moneda

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Papa don't be madRemember the things you saidI'll love you foreverMy love is infinite

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Papa don't be mad
Remember the things you said
I'll love you forever
My love is infinite

Papa
Ooh whoa

Boys don't kiss
Boys don't cry
Papa don't tell me all your lies

─ Papa [ Rosendale ]

Mathius fue un hijo abusado físicamente por su padre debido a que se había enamorado de un hombre, de ahí su cruel método para 'disciplinar' a Sena.

Cabe remarcar que en la época de los años 70, todavía no estaba bien visto la homosexualidad por parte de los progenitores de dicha generación. En el caso de Mathius, al pertenecer a una familia bastante bien amueblada y con una empresa emergente de instrumentos musicales asequibles; era algo impensable. Más aún siendo hijo único, de madre enferma.

Que capricho y traicionero fue el destino al sentenciarlo con sólo doce años.

Una tarde, en la que Mathius tuvo que reemplazar a su padre en el mostrador de la tienda, una bella melodía procedente del piano de prueba que se hallaba en el escaparate tras unos altos estantes, llamó la atención del niño. Una melodía que él especialmente disfrutaba, nocturne op.9 No.2 de Fréderic Chopin.

Embelesado se asomó para descubrir quien era el que podía representar tan exquisitamente su pieza favorita.

Al hacerlo... dió con una hermosa escena. Ahí, frente a sus ojos, un hermoso joven de unos 16 años y de cabellos rubios, era iluminado por la tenue luz del atardecer,  moviendo hábilmente sus manos por el teclado. Su expresión lucía tranquila, adornada con una leve sonrisa de ojos melancólicos.

Sin saberlo todavía, ese día, Mathius quedó prendado de la inocente pero madura apariencia de aquel joven. Pero fue el cruce de miradas con un par de ojos, azules como el amplio mar, lo que realmente lo derribó por completo.

El joven intérprete, al sentirse observado, detuvo sus manos y a los pocos segundos halló a su pequeño público escondido tras una estantería. Por su parte, Mathius, viéndose descubierto cayó de espaldas avergonzado, provocando una inevitable risa al mayor, quién pronto se levantó para ayudarlo.

Extendió su mano al 'pequeño', presentándose como Dylan, dando así inicio a una bonita amistad.

Los días pasaron, y Mathius ahora frecuentaba más la tienda de la familia puesto que descubrió que 3 días a la semana, Dylan iba a tocar un par de piezas. Además de que, este último, ahora también iba para disfrutar un poco de la compañía de su nuevo y gracioso pequeño amigo, con quién al parecer, compartía su pasión por la música.

Con el tiempo aquellas reuniones se fueron extendiendo hasta el punto de pasar unos días juntos durante las vacaciones, ambos se llevaban realmente; y con el pasar de los años se volvieron casi inseparables durante los veranos.

Pero cuando Dylan empezó la Universidad, comenzaron a alejarse, el joven rubio ya no frecuentaba tanto el piano de la tienda, por tanto de no establece un día para encontrarse fuera, algo que hacían pero sólo una vez por semana durante el periodo escolar, Mathius no podía ver a Dylan. Y esto empezó a sembrar una indescriptible inquietud en el corazón de Mathius pues, para su desgracia, se hallaba en mitad de proceso de admitir el hecho que quería cometer una locura desde hacía ya varios meses.

Él... por alguna razón desconocida,


Él...

....... él quería probar los labios de aquel joven angelical a sus ojos.

Fue un pensamiento que le tomó varios momentos de agonía para poderlo admitir. Pero el hecho de que Dylan se estiese alejando de alguna manera, lo torturaba más. Sentía que si no hacía algo, un día lo perdería.

Para Dylan las cosas no iban mejor, con el paso de los años ya fue innegable el notar como la admiración en los ojos verdes de aquel niño empezaban a tomar otro matiz. Uno que al principio lo confundió al ser incapaz de entenderlo, pero que más tarde lo sorprendió y luego lo asustó.

No por el hecho de finalmente poder clasificar a que sentimientos se atribuía aquel matiz; sino por lo que desencadenó en su propia persona. Motivo por el que empezó a mantener una distancia con el menor, quería darle tiempo para que amueblase sus sentimientos y asimismo ganar tiempo para él poder enterrar cualquier loco pensamiento. Y la extraña moda que estaba surgiendo no ayudaba a disminuir su incomodidad.

A los 22 años, Dylan se licenció como abogado manteniendo como hobbie su sueño de convertirse en un reconocido pianista. Estaba listo para marcharse al extranjero, en busca de mejores oportunidades a pesar de tener buenas ofertas dentro del país. Poco sabían ellos que era para poner un mar entre sus sentimientos encontrados, los cuales muy a su pesar habían cobrado fuerza, y los de un niño, ya no  tan niño, cuatro años menor.

Grande fue su error el haber acudido a aquella tienda al verse incapaz de abandonar, sin decir una sola palabra, a aquel alegre y simpático muchachito que siempre lo recibía con una sonrisa un tanto descarada.

Oh que grande fue su arrepentimiento.

Tras contarle que esa misma noche partiría a Inglaterra, el menor se abalanzó rogándole con voz quebradiza que no se fuera. Algo a lo que él solo respondió con un 'lo siento' dispuesto a marcharse aún con el corazón en la mano.

Pero cuando estuvo por salir de aquel pequeño local que ahora incluso tenía extensiones en distintas ciudades de los alrededores, Mathius lo detuvo, atrayéndolo hacia él, juntando su labios como resultado.

Oh que grande fue su arrepentimiento.

Que grande fue su arrepentimiento, el haber acudido esa tarde a él.

Saliendo del almacén trasero, el padre de Mathius, un hombre de facciones de definidas y agraciadas pero de temperamento duro, había presenciado tal 'atrocidad' obrada por su hijo.

Sin pensarlo dos vez, se acercó en dirección con una mirada afilada bañada en ira-desaprobación.

Agarró bruscamente en cuello posterior de la camisa de su hijo, y lo lanzó con fuerza hacia el piano que sonó estrepitosamente cuando el hijo chocó contra el instrumento.

"¡¡PAR DE LOCOS HIJOS DE PUT*!! ¡¡¿QUE ASQUEROSA ATROCIDAD ACABAN DE COMETER?!" Bramó colérico y furioso. Antes de agarrar por el cuello a Dylan quien desesperado intentó zafarse del agarre de aquella bestia.

"¡QUE DIOS ME PERDONE BASTARDOS MALPARIDOS, PERO HOY LES DARÉ UNA LECCIÓN QUE JAMÁS OLVIDARÁN! ¡¡LOCOS!!"

Esa tarde, el padre de Mathius dió una paliza a ambos jóvenes, dejándo inconsciente al mayor de ellos pero no tan grave como a su hijo, de quién se podía asegurar que tenía más una costilla rota. Sin mencionar del rostro casi desfigurado debido a la hinchazón y sangre provocadas por los fuertes golpes recibidos.

Mathius todavía recordaba aquellos ojos verdes, que lo observaron caer en la inconsciencia con completo desprecio, ira y asco en ellos.














Heaven [ inso's law x oc ]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα