CAPÍTULO VEINTINUEVE

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Gia.


Recojo la mesa, lavo los platos sucios de la comida y trato de que el sueño no me gane. Ayer tuve turno de noche y hoy dormí pocas horas antes de ponerme de pie y hacer los quehaceres del departamento

A pesar de que es fin de semana, acepté el turno de noche de ayer sábado. Un dinero extra no me cae nada mal. Chase insiste en que acepte más de la cuenta, pero siempre me niego. Él puede darle lo que quiera a nuestro hijo, pero conmigo no tiene ninguna obligación.

Tampoco es que acepte demasiado para mí hijo, solo lo necesario, por ejemplo, si Chase quiere aportar para la comida, acepto que ponga la mitad y yo la mitad. No voy a dejar de trabajar, no puedo hacerlo, yo aún tengo una responsabilidad.

Mi madre me llama a cada rato, me dice que todas las vecinas y amigas quieren que haga mi boda en Kansas, ni siquiera tenemos fecha aún, creo que podemos tomarnos un buen tiempo para pensarlo, no tengo prisa.

Zari se la vive repitiendo que la despedida de soltera hay que hacerla ya, pero la he mantenido a raya porque no quiero que planee de más.

—Mamá.

Me giro para ver a mi hijo entrar con una revista en las manos.

—¿Qué pasa, cariño? —pregunto pasando hacia el refrigerador para guardar un par de sobras. —¿Qué necesitas?

—Un amigo de la escuela me dió esto, dijo que era interesante.

Frunzo el ceño.

—¿Y sobre qué es?

La abre y me ahogo con mi propia saliva al ver las imágenes de mujeres y hombres sin…sin nada puesto y mostrando todo. ¡Dios mío! 

—¿Qué amigo te dió esto? —inquiero cerrándola de golpe. —¿Hace cuánto la tienes?

Se encoge de hombros.

—El viernes. —responde. —Mi amigo me dijo que su papá le dijo lo que estaba allí.

—¿Tu amigo es más grande que tú?

Asintió.

—Si, él tiene 12.

Claro

—¿Y tú qué quieres saber?

Respiro hondo tratando de mantener la calma y los nervios dentro de mi.

—¿Cómo hacen eso? —me muestra una de las páginas. —Se ve raro e incómodo.

—Si…verás…

¡No sé qué carajos decirle!

—¿Tú tampoco sabes? —inquiere extrañado. —Puedo buscar en internet.

—¡No! —exclamo. —Mira, hagamos un trato, más tarde le llamaré a tu padre y que sea él quien te lo explique¿Vale? Ya sabes, ustedes… entre chicos se pueden entender mejor.

Duda, pero al final asiente.

—Okey.

Se va a su cuarto y yo abro el refrigerador para tomar una cerveza, a la cual le doy un trago. Ayer hablé con Cameron y está mañana no me ha llamado, supongo que está muy ocupado y no lo dudo, Chase me explico un poco lo que está haciendo.

No fue fácil decirle a mi ex y padre de mi hijo que me casaría. Pensé que se lo tomaría a mal o que vería algo de, no sé qué, en su rostro, pero fue todo lo contrario. Él me felicitó, me dijo que deseaba de corazón que ambos fuéramos muy felices. Le creo, se que quiere eso.

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