CAPÍTULO VEINTISIETE

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Gia.



Ato el brazalete que Cameron me regaló a mi muñeca y ese es mi toque final al terminar de arreglarme. Me pongo un poco de perfume y me observo una última vez al espejo corroborando que estoy lista antes de girarme

Tomo solo mi teléfono, el cual meto en el bolsillo del enterizo que llevo puesto caminando a la puerta saliendo al pasillo.

Chase se llevó a nuestro hijo con él, dijo que pasarían la noche en su departamento y que si le daba permiso, pero ya aclaramos que no le prohibiré que se lo lleve, me tiene que avisar, pero lo puede tener con él cuando quiera a dónde quiera.

Es su padre y confío en él.

Debo admitir que estoy nerviosa, hace mucho que no tengo una cita, pero en parte se que mi intranquilidad no es por eso, si no porque no quiero que nada salga mal y que probablemente no desee que termine la noche.

Cameron se irá a Canadá mañana al medio día.

Respiro varias veces hasta que bajo las escaleras del edificio y en un par de minutos, estoy afuera. Louis pasó a verme hace un rato y me dió su opinión sobre que ponerme, pero ahora no sé si debí hacerle caso y en lugar de un enterizo, me hubiese puesto un vestido.

Trato de no pensar más en eso y salgo a la calle donde del otro lado, Cameron está apoyado contra su auto trayendo a mi cabeza un deja Vu de la noche de la fiesta de compromiso de Chase.

Sonríe y sonrío de igual manera cuando me acerco a él. No me detengo a decir nada, solo ubico mi mano en su pecho y lo saludo con un beso en los labios que me hace darle otro y otro más hasta que él baja sus manos a mi cintura y me aprisiona contra su cuerpo.

—Hola. —susurro en medio de los besos. —Estás muy guapo.

—Pero mira quién lo dice. —alza una ceja. —La chica más hermosa de todo Houston.

Me encojo de hombros.

—Hago lo que puedo. —bromeo. —¿A dónde me llevarás?

—Hice reservación en un restaurante que sé que te gustará.

Frunzo el ceño.

—¿Tan seguro estás?

Asiente.

—Confío en mi suerte, nunca me traiciona.
Me abre la puerta.

—¿Cómo lo sabes? —curioseo al momento de entrar.

Me mira.

—Te tengo a ti.

No sé exactamente cómo responder a eso, mi corazón siente demasiado, pero siento que es tanto que no puedo decirlo con palabras y por ello cuando rodea el auto y entra en él, lo tomo de nuevo para poder besarlo.

—Te amo. —le susurro. —Demasiado.

—Bueno, ya somos dos.

Sonríe y arranca el auto.

El trayecto hacia el restaurante no es tan largo como me imaginaba. La noche está fresca y estrellada, me gusta la brisa que recorre mis hombros cuando bajamos del auto luego de veinte minutos de camino.

Cameron se abre paso en mi mano entrelazandola con la suya y ambos nos adentramos al bonito y lujoso restaurante francés que está en el centro de al ciudad. Él se encarga de dar su nombre y una chica nos acompaña hasta nuestro sitio.

El rubio me abre una silla y tomo asiento permitiendo que me ayude. Rodea la mesa quedando sentado frente a mi mientras observo a mi alrededor.

—¿Te gusta? —inquiere sin dejar de verme. —En realidad lo busqué en internet, no soy de moverme muy bien por esta cuidad.

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