CAPÍTULO ONCE

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Gia.


En el momento en que Margaret está por acercarse a nosotros, Cameron la esquiva llevándome por otro lado evitando que nos topemos con ella al menos por ahora. Siento las miradas sobre mí, sobre nosotros, en especial la de Chase

Cam toma dos copas de champagne y me pasa una, la cual acepto sin dudar bebiendo de golpe dejándolo sorprendido, tanto que me pasa la suya para también beberla.

—Con calma, nena. —las deja a un lado. —Queremos dar una buena impresión, no una donde tenga cosas malas que decir de ti.

—Tu madre me sigue odiando, ya lo comprobé. —le digo mirando un poco por encima de su hombro.

—Su odio está dividido, una parte para ti y otra para mí. —se encoge de hombros. —Así que estamos bien.

Dejo salir una sonrisa mirando su perfil, pasó un infierno, pero ha sido muy valiente al no volver a rendirse. Salió adelante solo, porque yo lo dejé y ninguno de sus hermanos sabía lo que le pasó, así que fue bastante difícil para él dar un paso sobre otro.

Puedo jurar que fue así.

Reconozco a las hermanas de Chase, quienes se acercan a su madre cuando pasan a unos metros de nosotros. Bonnie es más alta que Bea, ambas de cabello rubio, ojos claros y un porte elegante heredado por su madre. De pequeñas eran adorables, pero un día no sé qué diablos les metió Margaret a la cabeza, porque dejaron de serlo.

—Ese que está en la mesa al lado de la torre de copas, es Ansel Avery, el padre de Sarahí. —susurra Cam al lado mío. —Siempre se ha rumorado que tiene negocios ilícitos y cada que se vuelve socio de una empresa, la lleva a la ruina.

—¿Chase lo sabe?

Rueda los ojos.

—Mi hermanito es demasiado ingenuo. —sisea. —Las peleas que he tenido con él son en parte por su suegro y su prometida, le digo que abra los putos ojos y haga una investigación, pero siempre se ha negado¿Y sabes quién ayuda en eso?

Tuerzo los labios.

—Tu madre.

Niega.

—Ella hace mucho que no es mi madre, si la tolero un poco es porque me dió la vida, pero solo hasta ahí. —levanta su copa. —El día que muera estaré feliz.

Acaricio su brazo.

—No mereces cargar con ese odio por ella, no más.

Baja la mirada clavándola en la mía, manteniéndola ahí un rato, hasta que alguien carraspea a nuestro lado obligándome a soltarlo. Al girarme veo a Bea y Bonnie paradas paseando los ojos de mi a su hermano mayor.

—Hola. —saluda Bea.

—¡Cam, te extrañé tanto! —Bonnie le salta encima.

Me hago a un lado para que lo abracen, él corresponde ambos abrazos y yo desvío la mirada hacia donde está Margaret charlando con un hombre de traje, justo el que Cameron dijo que era el padre de Sarahí.

La mirada del hombre se cruza conmigo y quiero que la aparte, pero el contacto visual me deja en jaque por una sola cosa; Miedo. No sé qué diablos le está diciendo, pero él asiente y eso solo me provoca querer salir corriendo porque siento que me metí en un grave problema.

—¿Cómo estás, Gia?

Es Bonnie quien me saluda primero llamando mi atención.

—Bien, ¿Y ustedes? Ambas son hermosas. —las señalo. —Muy grandes.

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