CAPÍTULO VEINTICUATRO

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Gia



—¡Mamá!

En el momento en que escuché esas palabras, sentí que me devolvieron la vida. Chase se suelta de la mano del policía y viene corriendo hacia mí, dónde lo recibo con los brazos abiertos y con las rodillas en el piso

—Mi amor, ¿Estás bien? —le lleno la cara de besos.—Que te hicieron, cariño.

Se echa a llorar en mis brazos y yo junto con él.

—Tenía miedo. —dice con la voz en un hilo. —Tuve mucho miedo, mami

—Ya está, ya pasó, ya nadie te va a separar de mi lado. —le digo. —Te lo prometo, mamá siempre te va a proteger.

Su padre llega a mi lado arrebatándomelo para asegurarse de que está bien. El golpe que le mira en la mejilla le dispara la rabia, a mi también, pero ahora no es momento de eso, ahora lo único importante es que nuestro hijo está bien y que…

—Esto no se volverá a repetir. —murmura. —Te lo prometo.

Lo carga en brazos y yo me pongo de pie cuando un oficial se acerca a nosotros. Las iniciales en su chaleco informan que es del FBI y no sé porque tengo un mal presentimiento de todo esto.

—¿Dónde está mi hermano? —pregunta Chase sin soltar a su hijo. —Quiero saber dónde está mi hermano, Cameron Baker.

El hombre apoya las manos sobre su arma, la cual tiene clavada delante de su pecho y nos mira a ambos.

—El señor Baker, sufrió fuertes golpes en medio de una pelea, también dos disparos en el pecho. —habla. —Perdió demasiada sangre y…

—¡¿Y qué?! —exijo saber. —¡Responda!

—Está en cirugía, no sabría decirles si sobrevivirá.

Chase toma mi mano y me saca de la estación de policía llevándonos directo a su auto. Le coloco el cinturón de seguridad a nuestro hijo en el asiento trasero y subo al lado del copiloto.

—Sobrevivirá y cuando lo haga pienso golpearlo por darnos este susto. —murmura muerto de miedo al igual que yo. —Tranquila.

Asiento más para mí que para él, me quiero convencer de que lo estará, de que estará bien y de que suficiente hemos tenido ya como para venir a sufrir más.

A veces la vida se ensaña mucho con uno mismo que no nos damos cuenta de cuándo es el momento exacto de gritar y decir basta, no sabemos cuándo es ese preciso momento hasta que nos estamos ahogando y no podemos más.

Cameron ha sufrido demasiado, los abusos siendo solo un niño solo me hacen pensar en Chase y en lo mucho me dolería saber que mi hijo sufrió eso, que ha sufrido de esa manera. No es algo fácil de digerir y por supuesto, tampoco de superar.

Cam fue a terapia gran parte de su vida, al principio no lo entendía, cuando él mismo me confesó que iba a terapia le pregunté porqué y al principio pensé que no me diría nada, pero lo hizo. Esa misma noche me lo contó todo, lloró y lloré junto con él porque mi cabeza no daba para imaginar lo mucho que sufría.

Le dije que tenía que enfrentarlo, que tenía que decirlo para que ese tipo hijo de puta terminará dónde pertenecía, en prisión. Pero no lo hizo, no podía hacerlo, no sé atrevía a qué su familia lo mirara con lástima y tampoco quería que ni su padre o Chase se culparán.

Entendí eso y por eso cuando me llamó la madrugada de un lunes, rápidamente fuí al pequeño departamento que rentaba (ya no es el mismo que ahora) donde encontré a su tío muerto, blanco como un papel y con espuma en la boca. Yo sabía que Cameron no se iba a quedar de brazos cruzados, sabía que tomaría justicia por mano propia y que no permitiría que ese hombre le hiciera lo mismo que le hizo a él a alguien más, a otra persona inocente.

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