CAPÍTULO VEINTICINCO

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Gia


Los días pasaron, celebramos el cumpleaños de Chase en familia. Mi madre y mi hermano vinieron desde Kansas, su padre también nos acompañó, al igual que sus tías. Bonnie y Bea estaban encantadas de verlo y pasar tiempo con él. Más ahora que su madre pasará un gran tiempo en prisión

Yo me dividí entre el trabajo, el hospital para visitar a Cameron y me alegré cuando Louis volvió a casa. Lo echamos mucho de menos. Chase volvió a la escuela, me repetía todas las mañanas que estaba bien y que quería volver a ver a sus amigos.

Así que no me pude negar.

Evité los turnos de noche y le rogué a mi jefa por qué todos fueran de día. Aun me daba temor que algo le pudiera pasar a Chase mientras yo no estaba. Mi madre lo cuidaba bien, pero aún así estaba más tranquila si yo estaba en casa.

Hoy es sábado, había ido al súper temprano, hice los pagos correspondientes de los servicios y cuando volví a casa, mamá ya tenía la cena.

—¿Dónde están los chicos? —le pregunto dejando las llaves sobre la mesa de la cocina.

—Están en el departamento de Louis. —responde dejándome más tranquila. —Pero en un momento volverán, no te preocupes.

Me dejo caer en una de las sillas.

—Aunque sé que ya no hay gente mala queriendo hacernos daño, no puedo lograr estar tranquila. —confieso. —No sé qué es lo que me pasa.

Se sienta delante de mí.

—Yo sí lo sé. —toma mi mano. —No puedes lograr estar tranquila, porque él aún no está a tu lado.

Por "él" se refiere a Cameron.

—Ha mejorado, los médicos dicen que sus pulmones han recuperado fuerza propia y la infección que lo atacó hace unos días, ya pasó. —suspiro. —Pero creo que tienes razón, no podré estar tranquila y en paz, hasta que él me lo diga, hasta que me diga que todo estará bien.

Ella sonríe.

—La vida te dió una segunda oportunidad, quién iba a decir que no iba a ser precisamente con Chase. —acaricia mi mano. —Mereces ser feliz, mi niña. Has pasado por mucho y ahora es tu momento.

—Tengo miedo.

—Todos tenemos miedo a ser felices, porque pensamos que no durará, pero no es así. —me mira. —Si estás con la persona correcta, durará toda la vida.

Sonrío con la boca cerrada.

—¿Sabes? Yo creí que al volver a ver a Chase y después de que…bueno, de que ambos nos acostamos, en serio creí que todo lo que sentía por él había revivido. —soy sincera. —Pero luego me di cuenta que amaba el hecho de que él fuera el padre de mi hijo, de que amaba los recuerdos de las cosas que ví a su lado y lo que pasó en ese momento en Canadá, fue solo atracción ya que teníamos mucho sin vernos.

Frunce levemente el ceño.

—Entonces borra esa culpa de tu rostro. —me regaña. —¿Qué hubieras preferido? ¿Quedarte con Chase aunque ya no lo amarás o mejor alejarte para que él buscará su propio camino? Ambos son adultos ahora, ambos saben lo que es bueno y lo que es malo y creo que a él le ha quedado claro que no lo amas, ya no más.

—Es difícil…

Asiente.

—Si, lo es. —admite. —Lo único que te ataba a él todos estos años, era su hijo, pero ahora ambos han madurado y tú no ibas a estar con él solo por el que dirán o para quedar bien delante de las personas o de él mismo. No, no ibas a hacer eso, porque solo los condenaría a ambos a vivir unidos sin amor y por obligación. Tu te alejaste nueve años de él y ese amor que decías sentir, no era precisamente por él, hija. Era porque sabías que estaba unido a tu hijo, que llevaba su sangre y que algún tendría que volver a verlo, sin embargo las cosas no salieron como planeaban. No planeaste enamorarte de Cameron en el camino y ve, lo hiciste y no es algo malo, ninguno tiene la culpa.

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