CAPÍTULO VEINTIUNO

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Gia.

Junio.

Si hay algo que adoro del mes de junio, es el cumpleaños de mi hijo. Chase cumple años el 28, justo dentro de una semana y media.

Diez años

No entiendo porque el tiempo pasa tan rápido, aún recuerdo cuando era una bolita que cabía en mi pecho y ahora está tan grande que me cuesta creer lo mucho que lo ha hecho. Es inteligente, guapo, noble, es todo lo que está bien en esta vida para mí.

Lo adoro.

Termino de lavar los trastes de la cena. Chase está en la sala frente al televisor mirando una maratón de Toy story. Louis me llamó para decirme que hoy no lo esperara a cenar porque saldría a casa de su mamá.

Zari me contó que lleva ya tres citas con Beck, quien al parecer le está gustando más de lo que quiere admitir. Se ve feliz, pero también está preocupada, no somos muchos los que sabemos que Zari tiene otro trabajo aparte de la Boutique y creo que aún no está lista para decírselo a Beck si es que eso pasa a ser algo más serio.

Admito que hacen buena pareja.

—Oye, ¿Me estás escuchando? —la voz que viene del teléfono me hace volver a la realidad. —¿Gia?

Las videollamadas con Cameron se han vuelto regulares desde que volvió a Kansas y desde que tengo más de un mes sin verlo. Dice que tiene mucho trabajo, pero algo dentro de mi me hace pensar que tal vez solo quiere poner distancia y no salir herido.

No he sido capaz de hablarle de mis sentimientos, no me atrevo a dar el paso, siento que en cuanto lo haga, las cosas se complicarán más con Chase de lo que son ahora y quiero evitar eso por el bien de mi hijo.

Es raro como preferimos callar algo que sabemos que queremos gritar solo para no herir y los que resultamos heridos somos nosotros mismos.

—Si, lo siento. —me disculpo sacudiendo la cabeza. —Estaba pensando en el cumpleaños de Chase.

Asiente.

—Si, de eso estábamos hablando. —me recuerda. —Haré lo posible para ir, pero no te prometo nada, estoy hasta el tope con el trabajo en la empresa y…

Dejo de lado el bloc de notas para concentrarme en la pantalla.

—¿Qué me estás ocultando?

Frunce el ceño.

—¿De qué hablas?

Me encojo de hombros.

—Lo que pasa es que no te creo que no puedas venir por el trabajo en la empresa, hace una semana me dijiste que vendrías y de repente llamas para decirme que no. —le suelto. —Solo quiero que me digas la verdad, si no quieres venir por mí, lo entenderé, pero…dime la verdad.

Suelta un suspiro acercándose más a la cámara.

—No es por ti, sabes bien que no es así. —susurra. —Es porque no los quiero poner en peligro.

—¿Por qué estaríamos en peligro?

Duda en seguir, pero sabe que no lo dejaré en paz hasta que me diga toda la verdad.

—Porque me han estado siguiendo desde que llegué aquí. —responde. —No han intentado nada, lo noté a los primeros días y sé que el único con interés de seguirme, es Ansel Avery por la investigación de mi padre hacía a él. Investigación a la que yo le dí continuidad.

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