WITH YOU

CAPÍTULO VEINTIOCHO

—Mi hermano y yo confiamos en este equipo y espero que no vuelva a ocurrir algo como esto. —dejo claro. —Tambien aprovecharé para presentarles a alguien.

Harrison entra en la sala, su rostro está lleno de dudas y confusión, pero lo arrastro a mi lado para presentarlo.

—Buenos días, señores. —saluda y después se gira hacia mi. —¿Qué es esto, Cameron? Tengo una esposa en el hospital ahora mismo y estoy aquí, ¿Que hago aquí?

Sonrío guiñándole un ojo.

—Les presento al señor Ben Harrison, el nuevo director de Bake'r Canadá. —palmeo su hombro. —No hay hombre más honesto que él, así que no tengo ninguna duda de que con su liderazgo, está empresa seguirá dando sus frutos.

Suelta a reír como si esto fuera una broma de mi parte.

—Eso no es verdad.

Asiento.

—Si, lo es.

Niega.

—No y ya me voy.

No permito que se mueva.

—Bueno, esto es todo señores, que tengan un buen día. —cuando todos abandonan la sala, yo lo vuelvo a ver. —Felicidades.

—¿Qué? ¡Yo no puedo aceptar esto!

Me acerco a la barra sacando una botella de agua del mini bar.

—¿Por qué no? Estudiaste administración de empresas, eres bueno en marketing y no puedes seguir trabajando como asesor en el negocio de tu suegro. —le digo. —¿Quieres ver el cheque de lo que ganarás el mes?

Niega dudoso.

—No…no estamos hablando de eso.

—Es justo de lo que hablamos. —saco el cheque del bolsillo de mi camisa. —Toma, míralo y dime si quieres más.

Duda.

—No puedo dejar el trabajo que mi suegro me dió, así nadamás, botado.

Ruedo los ojos.

—¿Que no es lo que has estado buscando? ¿Darle una gran vida a tu esposa y a tus hijos? ¡Ahora tienes tres! —celebro. —Felicidades, por cierto. Solo ábrelo.

Hace lo que le digo y sus ojos parecen querer salirse de su cara.

—¿Esto es verdad?

Asiento.

—Si y es solo la cantidad mensual. —explico. —Podrias pedir un aumento a final de año y con gusto te lo daremos.

Se deja caer en una de las sillas.

—Carajo.

También tomo asiento apoyando las manos sobre la mesa de cristal.

—Solo di que si, tendrás total autoridad aquí. —le digo. —Confío en ti, Ben, eres mi mejor amigo.

Tuerce los ojos.

—Uno al que llevabas mucho tiempo sin ver. —reclama. —Eres el padrino de mis dos hijos y el tercero no será la excepción.

—Bueno, solo si aceptas una madrina. —lo miro. —Voy a casarme.

Frunce el ceño.

—¿En serio? ¿Con quién? ¿Cuando?

—Aun no sé cuándo, pero espero que sea pronto y con quién, pues con la ex novia de mi hermano.

Forma una mueca.