CAPITULO XXV | Impaciente

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‹ HYUNJIN ›

Llega la mañana, con la luz del sol que traspasa la ventana, iluminando el completamente el cuarto y toda la casa, Kkami sube a la cama y empieza a jalar la sábana con su hocico con intención de levantarme. Gruñía y jalaba más fuerte aun, al ver que su estrategia no funcionó da pasitos en dirección a mi cara dormida y, al fijarse en que no hacía ninguna reacción, lame mi rostro.

- Kkami.. no.. - Aparto a Kkami. - Papá no está para besos.. - Volteo para que el can no siga molestando y me ropo hasta los ojos. - Déjame dormir un poco más..

No bastó ni unos segundos para que la bola peluda se llevara con su hocico la sábana mientras desvanecía con ella en el pasillo, como era de esperarse en un momento como este, me levanto ferozmente de la cama y persigo a la criatura gritando su nombre.

- ¡Kkami, ven aquí! - Exclamo.

Se detiene al fin, y, al recoger la sábana que fue arrastrada por toda la casa, el canino aparece en una silla del comedor, esperando a que sirviera el desayuno mientras acomoda sus patitas. - ¿Tienes hambre? - Arrojo la sábana en el mueble. Kkami ladra y se baja rápidamente de la silla, y encamina hacia su plato.

Al verlo esperar ahí, camino en dirección al cajón que guardaba su comida, agarro el plato de Kkami y lo pongo encima del cajón, empiezo a servir y, el canino, esperaba fastidiosamente la comida: daba vuelta tras vuelta y ladraba tan fuerte como podía.

- Cálmate. Ya te la estoy sirviendo.

Termino y bajo el pequeño plato. Kkami estaba comiendo feliz y yo voy dando pasos al sofá sentándome encima de la sábana que fue abandonada hace unos minutos, reviso que todo esté listo para mañana, no debía haber errores.

Kkami, que al terminar de desayunar, encamina a la puerta transparente que daba al patio tan verde y fresco en temporada de verano, rasgando con sus patitas llamaba mi atención; me levanto y camino hacia donde está Kkami, abro la puerta tan preciada y sale corriendo velozmente.

Un escalofrío trascurre por toda mi espalda al sentir el viento tan frío que daba afuera, cruzo los brazos empezando a sobar mis bíceps para estar caliente. Sin embargo, entro a la casa y me dirijo al sofá para tomar la sábana cálida y envolverme en ella.

Sentándome en el corredor de la puerta, veo como un pequeño perro moverse tan rápidamente por todo el lugar, tirándose al césped y revolcándose en el. A simple vista parecía como un peluche poseído por el mismo demonio, parecía como un perro loco jugando y brincando por todo el jardín.

Al reírme por un rato, dejo a Kkami mientras jugaba en el espacio tan grande y natural, me dirijo al dormitorio para recoger mi teléfono que estaba conectado al cargador, lo enciendo y noto primero la fecha: «30 de dic.» mañana era la fiesta de año nuevo y es una oportunidad para ver a Félix e invitarlo a que venga a casa, ya que, una sorpresa lo esperaba.

Estaba tan excitado por esperar en que al fin llegue el otro día, no esperaba la hora en llevarlo aquí.

Desbloqueo el celular y entro en « Mensajes » para saludar a mi rayo de sol y desearle un bonito día:

-: Buenos días, Félix. [11 : 41]

-: Espero que hayas tenido un buen sueño. Ahora tengo que hacer algo, así que hoy tendré que dejarte en paz. [11 : 41]

-: Ten un lindo día, te quiero~ [11 : 42]

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