A las afueras del palacio, rodeados de dioses, unos más alegres que otros, Hyunjin observaba a su madrina con disimulo. Selene se encontraba a su lado, pendiente a cada movimiento de las personas a su alrededor, casi a la defensiva. Se encontraban a la espera del inicio de los entrenamientos para el muy mencionado torneo, el cual por desgracia, habían sido obligados a asistir con la excusa de que era el deber de todo dios existente.

—Madrina. —dijo Hyunjin, logrando sacar a la mayor de la frustración de sus pensamientos—. ¿Existe algún poder que permita que todas las noches haya luna llena?

Arrugando su frente, Selene empezó a reír.

—¿Qué? —preguntó con una juguetona mirada, aun riendo—. Ten un poco de respeto por la luna. —burló nuevamente, pero en el rostro del pelirrojo apenas se asomaba una sonrisa—. Espera, ¿por qué preguntas eso?

Con el silencio colado entre ambos, Hyunjin pensó en su respuesta. Su madrina era muy astuta, cualquier conjunto de palabras que pudiera malinterpretarse, estaría en la mente de esa mujer por semanas.

—Solo pensé, que al ser tú la diosa de la luna, podrías tener el control absoluto. —consiguió decir, pareciendo despreocupado.

Selene cruzó sus brazos, negándose a responder. Primero se permitió detallar al menor, quien también la miraba batallando por no reír.

—Que curioso, Helios pierde sus poderes cuando hay luna llena. No me sorprendería que a su hijo le ocurriera lo mismo. ¿Qué te traes con ese chico? Sabes mucho de él.

—Y tú de Helios. —sonrió el pelirrojo—. ¿Qué se traen?

Con la garganta seca y el corazón latiendo con fuerza, Selene se preparó para responder, pero las palabras habían desaparecido por completo, dejándola en blanco.

—¡Hyunjin! —exclamó Chris, caminando hacia ellos con una gran sonrisa—. Siento mucho interrumpir—agregó mirando ahora a Selene pero esta le sonrió de vuelta.

—No interrumpes nada. —dijo con emoción y se alejó rápidamente, con los ojos de Hyunjin puestos en ella.

—Gracias por lo del otro día. —continuó Chris.

—¿Qué hice?

Alzando una ceja en busca de algún indicio de chiste de parte del menor, Chris rió con fuerza.

—¡Me salvaste! —exclamó, dándole varias palmadas en el hombro.

—Ah, eso. —murmuró Hyunjin, con una risa baja y sus ojos aun fijos en su madrina, quien ahora se hallaba hablando con Perséfone—. No fue nada.

—También debo agradecerle al perfecto hijo de Helios. —continuó Chris, buscando con la mirada al rubio.

—¿Perfecto? —repitió el pelirrojo con una media sonrisa. Le causaba gracia que todos se refirieran a Félix de esa forma.

—Ya sabes. El chico "todo lo puedo y todo lo hago bien" —burló el mayor.

Con una risa baja, Hyunjin sacudió su cabeza.

—No es como se ve. —murmuró para sí mismo, evitando que Chris escuchara.

—Sean bienvenidos todos al primer día de entrenamiento. —se escuchó la voz de Helios, quien sostenía un delicado arco dorado en su mano derecha, mientras que con la otra hacía varias señas para que se acercaran a él—. El día de hoy me corresponde enseñarles técnicas del tiro con arco. —continuó, señalando ahora varias flechas y arcos que yacían ordenados en una inmensa mesa—. Escojan sus armas y siganme. —ordenó para luego alejarse.

Luna del inframundo | Hyunlix Where stories live. Discover now