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El pasar del tiempo no significa mucho cuando estás ocupada. Ni siquiera se perciben los minutos o las horas ya que incluso éstas te parecen insuficientes. Para Hinata, que estaba a muy poco de terminar una de las etapas más valiosas de su vida, las semanas transcurrieron tan lentas que se sintió como una espectadora de su propia vida.

Ahí, sentada en la oficina elegante de su padre, movía los pies con nerviosismo. El presidente de las empresas Hyuga estaba concentrado leyendo aquel documento que varias noches atrás no tuvo siquiera la amabilidad de mirar.

Miró de reojo a Kakashi, él a comparación de ella estaba tan tranquilo que sintió envidia de que nada pudiera afectarle. Claro, se trataba de un hombre considerado inteligente, audaz e importante a comparación de ella que no era más que la hija consentida de un hombre increíblemente rico.

Cuando se percató que su padre había terminado de leer, Hinata lo miró expectante. Como era común, no se percibía ninguna emoción que Hinata pudiera deducir con facilidad. Tragó saliva con fuerza cuando él la miró de vuelta y ella se vio obligada a agachar un poco la mirada.

―Es un trabajo... bueno. Muy bueno en realidad ―dijo Hiashi Hyuga y miró a Kakashi con una leve sonrisa―. Este plan de negocios es justo lo que nuestra empresa necesita.

Los ojos de Hinata se abrieron un poco más ante la sorpresa de aquellas palabras. Mitigó la sonrisa de satisfacción que quiso iluminar su rostro. No era momento todavía para celebrar.

―Lo sé, realmente me pareció magnífico y creo que de ejecutarse adecuadamente, podría verse incrementado en gran medida las inversiones en el extranjero ―acotó Kakashi.

―Debo reconocer que estoy sorprendido ―dijo Hiashi y Hinata no pudo evitar sonreír ―. Tengo que agradecerte que hayas sido una buena influencia en Hinata, Kakashi dono.

La sonrisa de Hinata se desvaneció con lentitud, pero ocultó audazmente la afectación de aquellas palabras. Su padre la consideraba tan tonta y tan estúpida que no creía que ella fuera la autora de un trabajo tan brillante que podía beneficiar a la empresa familiar. Tenía que recordar, que tales halagos eran dirigidos a su primo Neji Hyuga y ella solo era un objeto de decoración dentro de la familia.  

Pero tal reacción no fue ignorada por alguien tan perspicaz como Kakashi, que de reojo se percató de la desilusión en ella. Extrañamente, se sintió irritado de que Hiashi Hyuga fuera tan déspota y engreído para considerar a su hija una joven mujer brillante e inteligente. Era su hija, ¿por qué le era tan difícil confiar en sus aptitudes? 

―Se equivoca, presidente. Yo no tuve absolutamente nada que ver con el trabajo de Hinata san. Es totalmente de su autoría, yo simplemente di mi punto de vista como un simple analista. Todo el mérito es de ella. 

Hinata acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja y enfrentó la mirada de su padre, la cual reflejaba total incredulidad y ella se sintió herida de que la creyera tan poco capaz. ¿Por qué era tan difícil complacerlo? ¿Cuándo obtendría el reconocimiento que tanto anhelaba?, se preguntó y se sintió más tonta al cuestionarse todo aquello pues era evidente que ese momento nunca llegaría. 

―Quiero que presenten este proyecto al consejo en un par de días. Les avisaré el día y la hora de la reunión. Espero que estén preparados ―prefirió decir Hiashi, para quien fue una verdadera sorpresa el trabajo de Hinata.

―Me parece perfecto. Hiashi dono ―aceptó Kakashi con una sonrisa ―No lo interrumpimos más, llevaré a Hinata a cenar si no es inoportuno.

―No, por supuesto que no. Por el contrario, me agrada que trabajen juntos. En realidad, es bastante reconfortante darme cuenta que ambos se llevan bien.

Blue jeansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora