"Vas a morir." Ella susurró.
Dumbledore se rió torpemente, palmeando a la niña de once años para tranquilizarla. "Tengo ciento cincuenta y uno, eso es un poco inevitable, me temo, querida".
La de primer año negó con la cabeza suavemente, un poco de...
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"Oh querido hermano mío..."
"Parece que un gran bromista está..."
"Intentando incriminarnos..."
"Usando nuestros propios productos..."
"Sospechoso de hecho..."
"¿No es así?"
La mirada plana de Kingsley fue una de las más grandes que adornaron las islas británicas.
Los niveló con él y los gemelos lo miraron con sonrisas tímidas mientras subían los escalones hacia la entrada del ministerio, con las manos en los bolsillos, tan imperturbables como siempre.
"No nos creerás..."
"Lo sabemos..."
"Pero decimos la verdad..."
"Si tienes veritaserum a mano..."
"Con gusto lo demostraremos."
Había bastante multitud de Aurores en la entrada de Diagon en este punto y todos miraban a Kingsley expectantes. El hombre sacudió la cabeza molesto y asintió rápidamente a su secretaria, quien se alejó corriendo.
"¿Podemos ver su trabajo manual?"
"Se ve impresionante."
Los gemelos hicieron un puchero cuando Kingsley les dio una negativa inmediata, solo permitiéndoles entrar al atrio para tener la apariencia de contener a los demonios hasta que pudieran ser 'interrogados'.
George miró a su alrededor con un interés exagerado, ignorando la mezcla de furia y curiosidad que los Aurores estaban dirigiendo hacia él.
"Habríamos pensado..." comenzó Fred, y George sabía exactamente a dónde se dirigía.
"Con la guerra y todo..."
"Que la nueva administración tendría..."
"Actualizada la seguridad..."
"Lástima que este bromista llegó primero..."
"De lo contrario, tal vez podríamos haber convertido este lugar..."
"En un zoológico del que Scamanders estaría orgulloso..."
"No es que no fuera ya un zoológico..."
"Pero un zoológico de ovejas, cerdos y serpientes..."
"No es particularmente bueno."
"He estado un poco ocupado". Kingsley respondió a la burla, una vena latiendo en su sien. "Intentas reconstruir un país después de una guerra y quince años o más de administración corrupta e ineficiente".
Ambos saludaron el punto en reconocimiento, pero antes de que pudieran continuar molestando a su compañero miembro de la orden y ministro, una joven recluta habló.
