"Vas a morir." Ella susurró.
Dumbledore se rió torpemente, palmeando a la niña de once años para tranquilizarla. "Tengo ciento cincuenta y uno, eso es un poco inevitable, me temo, querida".
La de primer año negó con la cabeza suavemente, un poco de...
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"¡Ministro!" Gritó Percy brillantemente, enviando una maldición directamente a Thicknesse, quien dejó caer su varita y arañó la parte delantera de sus cuerdas, luciendo angustiado. "¿Mencioné que he renunciado?"
"¡Estás bromeando, Perce!" Rugió Fred, sonriendo cuando el quinto mortífago que había encontrado en su camino a la torre se derrumbó bajo el peso de tres hechizos aturdidores. El ministro se había derrumbado cuando pequeños picos brotaron por todo su cuerpo. Fred recordó que Bill les había enseñado eso.
Se volvió alegremente hacia su hermano. "No creo haberte escuchado bromear desde-"
Delphi había corrido a lo largo de varios corredores, derribando a un par de mortífagos en el proceso.
Aunque lo había hecho justo a tiempo.
A pesar de que había estado construyendo ese momento durante años, no se dio cuenta hasta que llegó a la desafortunada habitación, exactamente lo que iba a hacer.
Pero sus pies no vacilaron cuando se estrelló contra Fred como un toro, tirándolo hacia Percy justo cuando la pared en la que había estado explotó.
Puede ser egoísta, pero esta muerte era una con la que realmente no podía vivir. Una vida por una vida, seguro que la Muerte no podía quejarse.
Un gran trozo de escombro golpeó su hombro primero y sintió que se rompía, luego un trozo de pared se estrelló contra su caja torácica, que se derrumbó bajo la fuerza como si estuviera hecha de ramitas. Luego, milisegundos después, otra parte golpeó su cabeza y Delphi Lovegood no supo más.
Fred, sin embargo, gritó.
Salió disparado del tapiz contra el que ella lo había arrojado y se zambulló hacia la masa de rocas y escombros, Percy solo un segundo detrás mientras arrojaban desesperadamente ladrillos y mortero a un lado para descubrir el cuerpo debajo.
Los sonidos que Fred estaba haciendo eran animales cuando descubrió su forma ensangrentada, los ojos cerrados y una suave sonrisa triunfante en su rostro.
Levantó su cuerpo hacia él, sacudiéndola en un intento desesperado por verla despertar. Grita y aúlla lo suficiente como para atraer a la gente de cerca. Incluyendo a George.
A diferencia de Fred, desde el momento en que la vio, George solo conoció el silencio.
No podía escuchar nada y su garganta estaba constreñida, no podía respirar, y mucho menos hablar mientras se tambaleaba hacia adelante como un superviviente de una bomba reemplazando a Percy a su lado. Su hermano mayor estaba sobre ellos listo para luchar contra cualquier Mortífago que intentara aprovecharse de su frágil estado.
"¡Debía de ser yo!" Fred se lamentó, acariciando el cuerpo inerte de ella contra su pecho, todo el cuerpo atormentado por los temblores. "¿Cómo has podido Delph?"
George se sentó a su lado viéndose vacío y perdido mientras miraba el cuerpo roto de la mujer que amaba. No estaba destinado a ser de esta manera. Él sabía en lo más profundo de su ser que esto estaba mal, increíblemente mal. Extendió la mano lentamente, casi de mala gana, y tomó su mano inerte entre las suyas. Entrelazó sus dedos y apretó, aunque sabía que ella no podría devolverle el apretón, mirando esos dedos delgados e inteligentes.
