"Vas a morir." Ella susurró.
Dumbledore se rió torpemente, palmeando a la niña de once años para tranquilizarla. "Tengo ciento cincuenta y uno, eso es un poco inevitable, me temo, querida".
La de primer año negó con la cabeza suavemente, un poco de...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Delphi no fue la única que descubrió una habitación secreta.
Fred había decidido ver cuán profundas eran las mazmorras ese viernes por la noche, y quién era George para negárselo.
Tomaron la ruta más allá de la sala común de Slytherin, solo para ponerlos nerviosos... y tal vez preparar una broma o dos. Luego comenzaron a bajar.
Se puso más frío a medida que avanzaban, pero también más polvoriento. Ninguno de los dos sabía por qué Filch trabajaba en la limpieza de la escuela. Todo maestro digno de su varita podría limpiar tanto como él en una quincuagésima parte del tiempo.
Los retratos parecían estar más orientados a las serpientes a medida que avanzaban, algunos incluso eran literalmente retratos de los familiares serpinos de las personas. Incluso había tallas de serpientes, que George estaba convencido de que se movían cuando no miraban... o tal vez los seguían. Intentó no pensar demasiado en eso.
Unos cinco pisos más abajo, desde donde se detuvo el mapa, se encontraron con una gran puerta oxidada con bisagras de serpiente. Fred lo admiró y no podía esperar a ver qué había al otro lado.
Pero desafortunadamente iba a permanecer sin abrir.
"Uh, Fred..."
La voz de George había llegado vacilante detrás de él, y Fred se había girado para decirle que dejara de ser un debilucho... solo para ver cada serpiente tallada, al menos cien, alineadas en el pasillo detrás de ellos y mirando a la pareja con brillantes ojos esmeralda.
"Bueno, Georgie..." la voz de Fred había sonado un poco demasiado alta, "teníamos una misión, y esta puerta definitivamente no lo era."
"Así es, Fred... vamos a..."
Habían caminado lentamente de regreso pasando las serpientes antes de doblar la esquina y correr. Solo unos minutos después, se encontraron con otra escalera que bajaba, se detuvieron a regañadientes y se sintieron aliviados de haber perdido a su escolta reptiliana.
"Mierda."
"Eso fue espeluznante como la mierda".
"¡Fred!"
"¡Qué!" Gruñó Fred, mirando detrás de ellos otra vez, "mamá no está aquí, podemos faltar. Y eso fue malditamente digno de hacerlo, George. ¿Qué era esa puerta?"
George pareció pensar profundamente. "Muchas serpientes... ¿cuál es la apuesta a que es una entrada a la cámara de los secretos?"
"Sin apuestas." Manejó Fred, todavía sin aliento. "De todos modos, no puede ser más aterrador que eso, así que profundicemos, ¿sí?"
George suspiró, antes de sacudirse mentalmente y seguirlo.
Estaba oscureciendo lo suficiente, ambos lanzaron lumos. Los espacios entre las lámparas se vuelven un poco demasiado oscuros y demasiado largos para su comodidad.
