🌆; 𝘊𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘶𝘳.

284 32 3
                                    

04: Rosas y besos sorpresas.

Eun Ji.

Desperté en la cama del motel. Aún podía sentir su perfume. Desearía poder olvidarlo ahora que no ha pasado mucho tiempo desde que apareció en mi vida. Luego será más doloroso aceptarlo.

Dejé la cama revuelta y fuí directo al baño a lavarme los dientes, tenía unas ojeras de perros ya que anoche me había costado demasiado conciliar el sueño.

Era mucho que procesar sobre lo que había pasado los últimos días.

Sería difícil disimular esto con maquillaje.

Mierda. Pensé al darme cuenta de que no tenía ropa, ni lo necesario para ir a mi trabajo.

Estaba ocupada maldiciendolo todo cuando el timbre de la habitación sonó.

—El servicio a la habitación —obvié.

Rápidamente cubrí mi cuerpo con una bata de baño y abrí la puerta. Resulta que sí era el servicio habitacional.

—Buen día señorita —saludó y le respondí—. Le traigo el desayuno —dijo.

Le dejé pasar, pero en el carrito había algo que nada tenía que ver con comida. Y resulta que era una bolsa de tamaño medio de color negro y con un moño bastante llamativo de color carmín.

—Esto es un regalo que dejó su acompañante —¿mi acompañante? Sí yo no tengo ning… ¡Jeon!

Exactamente estos pequeños detalles son los que me hacían retractarme de alejar a las personas.

—Gracias —hize una pequeña reverencia tomando la bolsa con ambas manos.

Él hombre se marchó y tuve tiempo de ver que había dentro.

Un hermoso conjunto de una falda de satín verde con un top de tirantes finos y una chaqueta a juego.

Había también una nota:

Espero que te haya gustado mi regalo,
porque en verdad me costó mucho
encontrar ropa de tu medida. Me esforcé mucho y espero que eso sume puntos.

-J. jk.

Será bobo. No había necesidad de comprarme esto. A demás sí sé a qué se refirió con lo de que le costó mucho encontrar ropa de mi medida. Mi pequeña cintura a veces es un problema con respecto a la talla.

También había una rosa al lado de las prendas, tenía una tarjeta con —lo que supuse— era su número de teléfono.

Sentí un impulso no tan controlable por llamarlo y agradecerle. Pero no lo hice.

Trabajar en una editorial no era fácil. Y menos cuando eras una de las editoras jefes.

—¿Qué tenemos para hoy? —dije saliendo apresurada del ascensor.

Park Hei, mi secretaria se apegó a mí justo cuando entré, diciéndome la agenda diaria.

A las apuestas; j.jk ✔ ⩩terminadaWhere stories live. Discover now