Capítulo 38

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Las cosas no siempre salen como se quiere, no siempre se puede ser feliz las veinticuatro horas del día y eso Erick lo sabía bien. Dos días atrás recibió una noticia no muy grata, a pesar de que hoy era un hombre distinto y con una familia hermosa, su pasado parecía no querer dejarlo en paz. Resulta que aún con todas las medidas que ha tomado para evitar el contacto, su madre finalmente logró dar con él, no sabe como pasó, no tiene ni la más remota idea de que tuvo que hacer esa señora para acercarse pero lo hizo y eso tiene a Erick terriblemente nervioso.

Joel aún no lo sabe, el ojiverde no ha querido contarle porque siente que no es justo que lo moleste con algo así, su esposo, ese moreno de cabello rizado con el que se casó dos meses después del nacimiento de su primer hijo, se ha convertido en un periodista increible, un periodista conocido y muy querido por el público, tal y como lo fue su padre sin embargo nunca ha dejado que nadie toque a su familia, protege con uñas y dientes a su ojiverde y a sus dos hijos y es por eso que Erick ha mantenido oculto lo que pasó con la señora que le dió a luz, porque no quiere causarle disgustos, sabe que el rizado es una fiera a la hora de cuidarlos y teme que la aparición de su progenitora se convierta en un problema mayor pero los dos últimos días han sido muy pesados, Erick cuenta ya con cinco meses de embarazo, el tercero y entre los síntomas típicos de la gestación y las recientes malas apariciones, el chico no está teniendo la fuerza suficiente para seguir cargando con algo así, además de que se siente terrible mintiéndole a Joel.

-Papi...teno hambe. -La tierna voz de su hijo menor lo saca del debate interno en que se encontraba, Alex aún no va a la escuela, a penas tiene dos años y medio y pasa los días en casa con Erick, algo que al ojiverde le encanta porque disfruta mimar a sus pequeños y verlos crecer pero en momentos como este en el que se encuentra sumergido en pensamientos que no le hacen bien, se siente un poco incómodo, quiere estar solo sin que nada lo moleste y eso lo hace sentir pésimo porque ama a sus hijos y se siente mal al pensar así.

-¿Mi bebé quiere comer? -Pregunta de manera cariñosa, hace un gran esfuerzo para que no se note la preocupación en su mirada porque aunque Alex aún es chico, es muy inteligente, como Joel.

-Si...mucha hambe. -Responde mientras soba su pancita de forma graciosa y con eso, sin saberlo, logra que su papá se sienta mejor, a Erick le resulta imposible no morir de amor con sus hijos y este en particular, no solo sacó la inteligencia de su padre, Alex es la viva estampa de su esposo, los mismos rizos, el color de sus ojitos y la forma preciosa en que se achinan cuando sonríe. 

-Vamos a comer entonces esos macarrones que te gustan. ¿Quieres? 

-Si papi. -Responde sonriendo de forma graciosa y da unos pequeños saltitos en su dirección hasta que se detiene frente a él y deja un besito tierno sobre la creciente panza del ojiverde, el gesto es tan hermoso que Erick no puede evitar que una lágrima corra por su mejilla, estas son las pequeñas cosas que lo hacen feliz, que lo hacen ser un hombre pleno que ama a su familia, estas son las pequeñas cosas que le dan la fuerza para seguir adelante a pesar de todo lo que ha pasado y sigue pasando. Así que sacude de inmediato todo lo malo que se ha ido acumulando durante los últimos días dentro de su cabeza y toma la manito de su hijo para dirigirlo a la mesa.

-Voy a pedir a Nora que nos prepare el almuerzo, espera un momento acá y vuelvo enseguida, mi amor. -El niño recibe con emoción el beso que deja en su frente y se queda quieto mientras su papá va hacia la cocina donde la buena señora que los ayuda en casa, prepara la comida.

-Hola señor Pimentel, supongo que Alex ya tien hambre. -Nora sonríe en cuanto lo ve entrar, lleva años viviendo con la pareja y les tiene mucho cariño, fue contratada cuando su esposo falleció y Paty le pidió a Joel que la ayudara, eran amigas desde hace muchos años y hoy Erick puede decir con certeza que fue una gran decisión, Nora era una persona realmente amable, buena, cocinaba dlicioso pero sobre todo, siempre los respetó y los trató excelente. 

-Nora...llevas casi ocho años viviendo con nosotros, creo que ya va siendo tiempo de que me llames Erick, me haces sentir viejo cuando me dices señor. -Sonrió para ella, realmente llevaba todos estos años tratando de que lo llamara por su nombre sin embargo la buena mujer se empeñaba en no hacerlo.

-Lo se pero...

-Pero nada, eres parte de nuestra familia, te queremos mucho y los niños te adoran, así que no quiero que me llames señor, por favor, has sido como una madre para mí. 

-Yo...muchas gracias, muchas gracias por sus palabras tan bonitas, le prometo que a partir de ahora no volveré a llamarlo señor. -Ella estaba emocionada de verdad, se podía ver en sus ojos y eso era suficiente para él, realmente le gustaba que la gente que apreciaba, lo viera como Nora lo estaba viendo ahora mismo.

-Gracias a tí por siempre estar para nosotros y alimentarnos con tu comida tan deliciosa. -Sonrió con cariño genuino para ella. -Ahora por favor, dame un poco de esos macarrones porque Alex está hambriento. -Ambos rieron con ganas, el pequeño tenía un apetito bastante peculiar y varias veces a la semana lo encontraban tratando de escabullirse para comer del plato de Alan, su hermano mayor que ya tenía siete años.

-Es un placer, tienen una familia muy bonita y realmente me siento muy agradecida de que me hagan sentir parte de ella. 

-Así es, somos todos una gran familia.

Los siguientes minutos pasaron entre pequeñas sonrisas y palabras de cariño mientras servían la comida para los tres, Erick siempre hacía que Nora se sentara a la mesa con ellos, eran momentos que atesoraba ya que con sus propios padres no recuerda que haya sido así y le gustaba mucho que sus hijos tuvieran dos abuelas, Paty que era un excelente ejemplo y Nora que si bien no compartía lazos de sangre, si era una persona preciosa y llena de bondad.

 Almorzaron los tres mientras de fondo sonaban los dibujos animados que tanto le gustaban a Alex, era casi religioso que Bob Esponja estuviera presente en la pantalla de la tv cada vez que se ponía la mesa, una vez que estuvieron satisfechos, el ojiverde llevó al niño a dormir su siesta, lo dejó acompañado de sus peluches favoritos y entonces se fue a la tina, gracias a Dios hace años que no tenía ningún episodio como aquellos que durante gran parte de su vida lo torturaron, ya no tenía ataques de pánico pero a pesar de todo eso, además de los brazos de Joel, Erick siempre encontraba refugio y consuelo en la tranquilidad de las sales de baño, ese era un momento de ritual para él y para bien o para mal, estaba necesitando un espacio porque sabía que no podía alargar más el tiempo, tenía que decirle a su esposo lo que estaba pasando y eso era suficiente motivo para sentirse incómodo.

 Almorzaron los tres mientras de fondo sonaban los dibujos animados que tanto le gustaban a Alex, era casi religioso que Bob Esponja estuviera presente en la pantalla de la tv cada vez que se ponía la mesa, una vez que estuvieron satisfechos, el o...

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⏰ Last updated: Jan 23, 2023 ⏰

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Behind your eyes ll JoerickWhere stories live. Discover now