Capítulo 15

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Erick

-No me importa.

-Pero Er...tampoco puedes tirar todo por la borda.

-Puedo...puedo y voy a hacerlo. Estoy cansado de ser un jodido blanco de atención, estoy cansado de que la gente se crea que tiene algún derecho sobre mí, de que me apunten con el dedo e intenten humillarme porque creen que me conocen.

-Lo se pero esta es una oportunidad para que te vean como eres de verdad.

-¿Lo es?

Christopher sabía que el simple hecho de que el ojiverde estuviera ahora prácticamente chillando a los cuatro vientos, significaba que estaba dolido, demasiado dolido. Erick no era de esos que expresan sus emociones de forma fácil, no, no era definitivamente una persona que se dejaba vencer por el dolor, no al menos mientras alguien pudiera verlo y eso lo tenía más que claro su mejor amigo, por ese mismo motivo es que se preocupaba, porque sabía lo bajo que podría llegar a estar si permitía que el dolor lo dominara. Miró sus luceros esmeralda y vió lo que más temía, ahí estaba, sin posibilidad de negarlo, ahí estaba la pena, la vergüenza, el miedo convertido en gotas pequeñas que pujaban por salir en cascada.

-Creo que una semana de tranquilidad va a servirte, aprovecha para descansar, para que medites sobre todo, Er y entonces después, cuando te sientas con deseos, podremos continuar el proyecto. -Habló el de lentes sin ser capaz de responder a la pregunta, no tenía el valor para contestarle, no cuando la realidad era que no sabía que camino tomar.

-No respondes porque sabes que no vale la pena. Tú mejor que nadie sabes lo que soy, como soy, tú mejor que nadie entiendes que jamás podré ser yo mismo ahí afuera porque a nadie le interesa un maldito niñato homosexual. A nadie le importa si sufro por tener que ocultar lo que siento, a nadie le preocupa las malditas noches que paso en soledad, a ninguna persona le es relevante si tengo que cumplir con jodidos contratos y salir a fiestas con estúpidas flacas hambrientas de fama solo porque tengo que ocultar que me gustan los hombres. Tú... Chris...sabes que a nadie más le importa mi dolor porque solamente quieren verme modelando ropa que ni siquiera me gusta y alimentar sus morbosas y retorcidas mentes basados en una imagen que es asquerosamente falsa.

¿Y qué podía responder a eso?

El castaño solamente bajó la cabeza y por lo que pareció una eternidad...el silencio predominó en la sala de estar de ese apartamento que hoy se sentía tan frío y vacío como como el propio interior de Erick. Los segundos se convirtieron en minutos y ninguno de los dos dijo más, ambos sabían que el ojiverde tenía razón y que era estúpido negarlo. Quedaron ahí, sumidos en pensamientos que divagaban en direcciones contrarias y era obvio, el mayor trataba de darle forma a un posible camino en el que no se perdiera el avance obtenido en el proyecto, en una salida digna que no afectara la imagen del chico mientras que ese pequeño de ojos esmeralda no podía siquiera coordinar una sola idea, no cuando la dolorosa realidad caía sobre sus hombros como peso muerto, no cuando aún no era capaz de olvidar las palabras punzantes que un idiota de cabello rizado le había dicho, no cuando sabía que estaba enamorándose de él.

-Creo que es hora de irme, Er. Trata de descansar, mañana vendré para que no estés solo durante el día, quizás quieras que salgamos a almorzar juntos en plan amigos. ¿Te parece?

-¿Por qué siempre estás tratando de animarme cuando te trato tan mal?

Christopher lo miró, lo miró con intensidad y el sabor amargo del tono de Erick caminando por su piel. El chico a penas había susurrado su pregunta, casi como si no hubiese querido pronunciar esas palabras y el de lentes confirmó que así era cuando lo vió tragar saliva avergonzado. Le dolió, le rompió algo en el pecho sentirlo tan vulnerable y una ráfaga de amor paternal  se apoderó de él, llevaba demasiados años a su lado como para asegurar que ver al ojiverde así, no era común, no era para nada común. Meditó unos segundos su respuesta porque si bien sabía que Erick no quiso realmente preguntar, estaba seguro de que necesitaba escuchar algo que lo pusiera de pie, anhelaba una contestación que levantara su autoestima y él estaba dispuesto a hacerlo.

-Porque soy tu amigo, te quiero y mereces que esté para tí sin importar que a veces seas pesado. La amistad y el amor que nos une, va más allá de lo simple, te conozco tal cual eres y estoy orgulloso de lo fuerte que vives, de lo grandioso que es tu interior. Se que no es fácil y que estás cansado, que quieres solamente ser tú y que a veces es insostenible subsistir en este mundo pero he aprendido tanto de tí, he aprendido a no rendirme, a seguir adelante, a no caer y sobre todo he aprendido a quererte porque aunque tengas espinas...eres la rosa más bonita, Er y estoy orgulloso de tí, de ser tu amigo.

Y cuando los ojos verdes más puros soltaron la primera lágrima, el resto solo fue historia. Los brazos del mayor abrazaron ese cuerpo pequeño y delicado sin objetar, sin mediar una palabra más. Dejó que desahogara cada pena junto a él, que lipiara su alma de los demonios que esta noche sobrepasaron su luz y se guardó para sí mismo los sollozos descontrolados y crueles. Erick perdió la noción del tiempo, del lugar, perdió el rumbo de los latidos de su propio corazón pero no pudo obligarse a ser fuerte, no hoy, no esta noche, hoy solo era un joven lastimado, quebrado, roto, arrazado por una vida que no había elegido del todo pero de la que no podía salir, una vida llena de recuerdos tristes que desmembraban su alma y la lanzaban a un vacío atiborrado de dolor.

Esa noche las lágrimas fueron solo el comienzo, el primer paso en el camino incierto e impensado de una nueva etapa, una etapa que él ni siquiera sabía que vendría, de una etapa que rompería barreras, esquemas y corazones, una etapa tan dolorosa como necesaria. ¿Y cómo evitarlo? ¿Cómo esquivar las balas mortales que vedrían de la mano armada de un mal invisible? No...no podía evitarlo, no pudo jamás evitar algo que no estaba en jurisdicción de su razonamiento lógigo porque el amor jamás correspondería al área de la razón, el amor se forjaba silencioso, cruel y violeto dentro de las capas de tejido de su corazón marchito, de ese mismo corazón que había sido fragmentado en partículas de polvo.

-Yo...me estoy...me estoy enamorando de la persona equivocada.

Chris no pudo responder, no pudo haberlo hecho ni aunque quisiera porque el quiebre de su voz, le había dado una terrible idea de lo doloroso que le fue admitirlo.

Chris no pudo responder, no pudo haberlo hecho ni aunque quisiera porque el quiebre de su voz, le había dado una terrible idea de lo doloroso que le fue admitirlo

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Behind your eyes ll JoerickWhere stories live. Discover now