Capítulo 32

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Erick no cabía en su habitación, no, no cabía pero nadie podía culparlo, llevaba seis horas en una agonía espantosa, llenando su cerebro de millones de ideas que estaban muy lejos de hacerlo sentir mejor y eso, sumado al hambre infernal que le provocaba el embarazo, hacía que llevara aproximadamente media hora sumergido en la tina, esa tina que era su refugio cuando el mundo se desmoronaba alrededor. El agua se había enfriado bastante y sabía que era momento de salir porque podría resfriarse y no quería correr el riesgo pero estaba tan débil, tan solo y tan asustado que tenía temor de caerse y lastimarse su pancita. Miró una vez más el reloj de su muñeca y suspiró, Joel aún no regresaba y le era inevitable no pensar mal, a fin de cuentas lo que ocurriera el día de hoy, sería decisivo para ellos.

Tenía pánico de verlo llegar y aunque necesitaba tenerlo y abrazarlo con urgencia, no podía evitar sentir que posiblemente eso no sería posible, si el juez tomaba la decisión de detenerlo, Erick se iba a morir, él simplemente no podría vivir con la culpa de saber que el amor de su vida fuera a la cárcel. El rizado le aseguró que volvería, le prometió que regresaría a casa para darle de cenar y arroparlo para dormir, le juró que estaría a su lado acariciando su pancita como cada noche pero Erick estaba asustado. ¿Y si todo salía mal? ¿Y si le quitaban la posibilidad de ver crecer a su hijo? Erick estaba empezando a sufrir un ataque de pánico, de esos que ya no le sucedían desde que Joel dormía con él.

-¿Amor? -Todo el miedo que estaba ocupando su alma se desvaneció como por arte de magia con solo escuchar esa voz. -¿Bebé, dónde estás?

-¡Joey! -Gritó con emoción, su corazón palpitando descontrolado en su pecho y sus nervios a flor de piel.

-Bebito...¿Qué pasa? ¿Estás bien? -Joel se había asustado ante el grito de su novio, llegó al apartamento y al no encontrarlo por ningún lugar, se asustó, sabía que Erick se refugiaba en la tina cuando se sentía mal y por eso fue a buscarlo ahí sin embargo no fue hasta que se arrodilló a su lado y besó su frente que pudo respirar tranquilo. -Amor...ya estoy acá, no llores.

-Es que...yo...Joey yo... -El rizado sintió algo apretarse en su pecho al verlo llorar, odiaba demasiado que su bebé estuviera así, no podía soportar las lágrimas de ese precioso ser, no cuando había sufrido tanto en la vida.

-Ya, mi amor, todo está bien, estoy acá contigo. -Acarició su pancita de manera delicada, sabía cuanto le gustaba que lo hiciera y no era un secreto para nadie que él mismo amaba sentir su piel, rozar el espacio en el que se desarrollaba su hijo. Dió resultado, Erick suspiró tratando de tranquilizarse, el tacto de su novio lo relajaba, lo relajaba y le devolvía la paz que tanta falta le hacía.

-¿Qué pasó? -Quiso saber, necesitaba saber, que Joel estuviera de vuelta era una buena noticia pero él no estaría conforme hasta conocer la verdad.

-Vamos a secarte, estás frío y no quiero que te enfermes. Cuando te arrope y tome una ducha rápida, te cuento. ¿Si? -Eso no le gustaba, el hecho de que el rizado no le respondiera al momento, le hacía crear escenarios desagradables en su cabecita y no ayudaba a la situación.

-No...yo quiero saber.

-Y lo sabrás pero después de hacer lo que te dije. Mira, lo último que quiero es hacer que te sientas mal pero en serio necesito ducharme, ha sido un día agotador.

-Pero...

-Pero nada, mi vida, solo hazme caso.

Erick no replicó, la mirada de Joel le dejó saber que de verdad estaba cansado y aunque tenía unas ganas sobrenaturales de saberlo todo, decidió dejarse mimar por su novio. El rizado lo alzó en brazos con delicadeza, envolvió su cuerpo en la bata acolchada y lo llevó a la cama. Una vez lo tuvo seco y vestido con su pijama, depositó un beso en su frente y se marchó a la ducha, realmente deseaba darse un baño y permitió que por algunos minutos, el agua tibia lo hiciera alejarse de la realidad, quería ir a la cama con su bebé, quería tomarlo en sus brazos y dormir toda la noche pero no podía hacerlo a menos que se despojara de aquello que lo hacía sentir sucio.

-Ya estás acá. -El pequeño sonrió estirando sus manitos cuando lo vió llegar, húmed y limpio y ante eso Joel no pudo resistirse. Subió a la cama y se arropó junto a él, sus manos atraparon su delicada cintura y fueron a parar justo en su pancita, ese era el mejor momento del día, estar acomodado con el amor de su vida.

-Claro que si, moría de ganas por regresar a casa.

-¿Me puedes contar ya? Por favor...necesito saber...

-Voy a ser concreto porque realmente estoy agotado y quiero dormir. -Erick estaba nervioso, muy nervioso y él lo sabía, sobre todo porque se había tardado en contarle.

-Por favor...

-Ganamos...ganamos, amor.

-¿Qué? -Erick casi salta de la cama, el corazón quriendo salirse de su pecho por la emoción. Esto era un sueño, tenía que ser un sueño.

-Fue difícil, realmente lo fue y no quiero entrar en detalles ahora porque es tarde y tienes que descansar.

-Pero...¡Joey! Tienes que contarme, he pasado el día volviéndome loco. Necesito saberlo todo, por favor, amor, cuéntame. -Le dolía el alma saber que su bebé había pasado horas sintiéndose mal mientras que él estaba afuera pero ni por un solo segundo le contaría a detalle, jamás Erick podría enterarse de las imágenes y las falsas historias que se mostraron en ese juicio. Joel jamás permitiría que el intento desesperado de Zabdiel por ganar el caso, llegara a oidos de su novio.

-No es necesario, no fue agradable, amor, no lo fue. -Suspiró y tomó su carita entre sus manos, los ojos más preciosos que había visto en su vida le devolvían la mirada, cansados, tristes pero también agradecidos, era como si solo con esa mirada, supiera que lo que Joel ocultaba, era para protegerlo.

-Está bien...entiendo, entiendo. -Y lo hacía, él realmente entendía que era doloroso para Joel y aunque se sentía mal, aunque deseaba borrar lo malo que vivió ese día, decidió dejarlo todo así. -Vamos a dormir, realmente lo necesitamos.

-Es cierto, mañana será un mejor día, bebé, mañana prometo que pasaremos el día tirados en la cama, viendo películas y comiendo todo lo que se te antoje.

-Espero con ansias entonces, nada me parece mejor que estar contigo, no importa como, solo quiero estar contigo.

-Y así será, bebé, soy tuyo, soy tuyo en cuerpo y alma y así será hasta mi último latido.

Besó suavemente sus labios y se animó a apretar su trasero de forma juguetona, estaba cansado y realmente vivir un juicio tan horrible en el que el nombre y la imagen de su chico se mancharon tan terriblemente, lo tenían al borde de un colapso pero no podía dejar que lo afectara, no podía dejar que Erick supiera porque lo rompería y Joel no permitiría que la estabilidad emocional que había logrado en los últimos meses, se viniera abajo por algo tan burdo como las falsas acusaciones que hizo Zabdiel en su contra en un intento desesperado por ganar la batalla. Así que en orden de despejar su propia mente y demostrarle a su novio que todo estaría bien, convirtió el beso en pasión y por muy largos minutos, le hizo el amor, le hizo el amor como se merecía y logró olvidar el daño, el mal, el dolor, a fin de cuentas habían ganado, habían ganado la batalla legal y se merecían una noche en la que pudieran disfrutar sin tener el miedo latente de que su castillo de arena se fuera abajo.

 Así que en orden de despejar su propia mente y demostrarle a su novio que todo estaría bien, convirtió el beso en pasión y por muy largos minutos, le hizo el amor, le hizo el amor como se merecía y logró olvidar el daño, el mal, el dolor, a fin d...

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Behind your eyes ll JoerickWhere stories live. Discover now