Capítulo 10

385 40 5
                                    


Erick

Él no dijo nada, no comentó, no habló, no mencionó siquiera lo sucedido esa mañana, no tenía con quien contar de todos modos. ¿Y es que cómo podría hacerlo cuando no tenía ni la menor idea de lo que había pasado? Recuerda haber llegado al sofá en medio de un ataque de ansiedad, de esos que eran más recurrentes de lo que quería admitir. Recuerda que terminó llorando, odiaba llorar, era tal vez lo que más detestaba en la vida pero simplemente había momentos en los que no podía más. Estaba harto, cansado, estaba completamente agotado de vivir en la mentira de la perfección y en tan solo dos semanas, solo dos patéticas semanas, había descubierto que no sería feliz. ¿Cómo podía serlo? ¿Cómo podía siquiera pensar en serlo cuando el pasado lo atormentaba día a día? ¿Cómo podía él imaginar un futuro distinto al que le esperaba si no podía expresar lo que realmente sentía?

Erick estaba en la mierda, en la peor de todas, por eso arrastró su cuerpo de ese sofá y corrió a su habitación para encerrarse en su santuario, necesitaba ese momento de desintoxicación, necesitaba olvidar lo sucedido horas antes en la soledad de su apartamento. Cuando estuvo sumergido en las sales aromáticas relajantes, volvió a nacer, él renació de verdad porque en momentos como ese, no existía nada más que él, no la figura pública que sonreía para todos como si su vida fuera la definición de perfección, como si cada mañana al despertar sintiera la tranquilidad brotar de sus poros. No...no como el chico de ojos verdes que salía en portadas y desfilaba en las mejores pasarelas como si eso fuera todo lo importante. En esa tina él era simplemente Erick, un joven de veinte años que vivía con el peso de la fama sobre sus hombros.

Unos minutos después, cuando ya era notorio que había sido suficiente, se levantó despacio y se colocó una toalla en la cintura. Dejó que el resto de su cuerpo se secara solo y enfundó sus piecitos en unas cómodas pantuflas de osito. Tenía hambre, mucha y aunque al mirar el reloj de su mesita de noche, supo que el almuerzo lo traerían a la una, no podía esperar, había dormido mucho y las lágrimas se llevaron toda su energía. Sin vestirse caminó a la cocina, olvidando por completo que otro ser habitaba su casa y no fue hasta que unos ojos café y completamente aterrorizados los miraron, que el golpe de realidad le pegó en la cara.

Joel vestía una pijama, era larga y algo suelta pero aunque Erick no quiso mirar, fue imposible no hacerlo y su vista cayó sin evitarlo en su entrepierna. Tragó en seco, nunca lo había visto así, en estas dos semanas había evitado cruzarse con él más de lo necesario pero ahora simplemente no podía. No sabe si pasó un minuto o si el tiempo se detuvo mientras hacía un análisis completo del bulto en sus pantalones pero la vergüenza se multiplicó por mil cuando un carraspeo incómodo rompió el silencio.

-¿Se te perdió algo? -Al alzar la mirada se dió cuenta de su error, se supone que para el ojo público él era un heterosexual acostumbrado a cambiar de novia como de calzones y por la expresión de asco que Joel le estaba dando, se sintió pequeño, como si fuera insignificante.

-No.

Respondió cortante, era una situación incómoda y bastante fuera de sus planes, Joel le gustaba. ¿Cómo no iba a hacerlo cuando era lo más perfecto que vió en su vida? Erick estaba jodido porque había guardado bien las apariencias, había evitado verlo, inclusive hasta hacía ejercicios de relajación para aprender a controlar los deseos de caminar a su habitación y al menos conversar pero nada de eso parecía suficiente justo ahora porque estaba asfixiado y tenía miedo, miedo de que el rizado descubriera su verdadera orientación y lo utilizara en su contra, miedo de escuchar lo que ya sabía porque ya sabía que Joel sentía asco y desprecio por él.

-¿Seguro? Porque te ví muy interesado en mirar donde no debes. -El menor dió un paso atrás, una de sus manos agrarró su toalla porque de repente tenía pavor de que se soltara y lo dejara expuesto frente al moreno, la otra cubrió su pecho, estaba avergonzado, humillado y el tipo lo seguía mirando como si le repuganara.

-No estoy interesado en nada que tenga que ver contigo, no te creas especial, solo olvidé que tenía a alguien viviendo bajo mi techo pero no te preocupes, no va a volver a pasar, procuraré no caminar más desnudo en mi propia casa por si a alguien se le ocurre salir a desayunar a las doce del día.

-Caminar desnudo en tu propia casa no es el problema, que te quieras comer mi polla con los ojos si lo es.

Tal vez Joel no debió ser tan insolente, tal vez habría sido mejor que cerrara su boca, tal vez...solo tal vez él no debió seguir a su propio instinto al querer decir en voz alta algo que hiciera que el chico diera una respuesta, una respuesta que confirmara que si lo quería, una respuesta que le dejara saber que se sentía atraido por él y es que el idiota de Joel no tenía idea de que jodido infierno estaba haciendo pero necesitaba confirmar que no se masturbó en vano la noche anterior, necesitaba saber que el ojiverde podría querer hacer lo mismo que él. Joel estaba completamente idiota e irracional pero el ansiaba que Erick dijera algo que lo atara a saber que era gay, al menos lo suficientemente gay como para aceptar que el rizado se masturbó en su nombre.

-Si quisiera, ya lo habría hecho porque cuando me propongo algo lo alcanzo pero resulta que no eres especial, no tienes lo que hace falta para hacer que quiera estar arrodillado mientras te la chupo, no te culpo, no eres el primer "heterosexual" que ha querido que me coma su polla, suelo ser irresistible sin embargo creo que olvidas un detalle importante...no me van los tíos.

Dicho esto se marchó de la cocina con el corazón destrozado y el orgullo herido porque sabía que a pesar se su respuesta, Joel ya tenía una imagen y opinión de él y ninguna era buena. No miró atrás, no quería, no podía, no podía soportar un segundo más esa sensación de tristeza que se acoplaba en su pecho cuando el rizado lo miraba porque estaba seguro de que lo único que veía en él era a un chico cualquiera que se abría de piernas al mejor postor, que se regalaba en bandeja como si el sexo fuera su pan de cada día, porque Joel lo miraba con desprecio sin saber que Erick nunca se entregó a nadie, Erick era mucho más puro de lo que nadie podría creer, Erick estaba caminando al abismo de enamorarse por primera vez solo para descubrir que el receptor de su sentimiento no veía en él nada más que podredumbre.

 No miró atrás, no quería, no podía, no podía soportar un segundo más esa sensación de tristeza que se acoplaba en su pecho cuando el rizado lo miraba porque estaba seguro de que lo único que veía en él era a un chico cualquiera que se abría de pi...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Behind your eyes ll JoerickWhere stories live. Discover now