Capítulo 25

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Erick

La mañana estaba muy fría, tal y como lo pensó, podía ver la nieve acumulada en el borde visible de la ventana a través del pequeño espacio que la cortina permitía pero él estaba calentito, calentito y cómodo. Unos brazos fuertes sostenían su diminuto cuerpo y el subir y bajar suave de un pecho desnudo, hacían que su cabeza se moviera al ritmo constante de esa respiración que erizaba su piel. Una sonrisa tonta se apoderó de sus labios, una sonrisa que lucía hermosa en él, aún si no lo sabía, aún si no la veía, una sonrisa que era tan diferente a aquel amanecer brusco de semanas atras.

El recuerdo le golpeó el pecho, le golpeó fuerte y brusco. ¿Por qué debió ser así? ¿Por qué tuvo que romper algo que pudo haber sido distinto? ¿Por qué ahora sentía que esto que tenía en sus manos, era lo que deseó aquella mañana? Él sabía, claro que sabía la respuesta y quiso llorar, quiso llorar por ser idiota, por salir huyendo de algo que ya lo había atrapado, por querer huir de los brazos que sostenían su vida, por miedo...el tuvo miedo de enamorarse más, tuvo miedo de regalarle algo que ya le había obsequiado aún cuando no fue a consciencia, tuvo miedo de dejar su corazón en esas manos.

Iluso...tonto iluso. ¿Cómo creyó que escaparía? ¿Acaso no le había quedado claro que el simple hecho de saber que Joel respiraba, lo hacía caer? ¡Joder! Lo supo desde aquella vez, desde esa reunión para presentarlos de manera formal en la oficina de Zabdiel. ¡Ah! Claro que lo supo, lo sintió en su alma, en la forma feroz en que su interior se sacudió cuando chocó su primera mirada con esas avellanas, Erick jodidamente supo en aquel instante...que no habría Dios ni pecado que detuviera su caída en picada al abismo de enamorarse de Joel.

Había dolido, dolía todavía porque no se creía capaz de soportar el peso de algo tan grande y era ridículo el solo pensarlo dado que llevaba años aguantando en carne viva eso que llaman fama. Entonces...¿Por qué pensaba que no podria con esto? ¿Por qué se dejó vencer inclusive antes de pelear? ¿Por qué renunció a vivir por primera vez eso que se supone es bonito? ¿Por qué? Y bueno... él sabía la respuesta, él sabía justo por que se había obligado a no sentir, él sabía por que se escudó en el odio que le dedicó. Él tenía miedo, aún estaba asustado y a pesar de que Joel se había confesado, temía que solo hubiese sido parte del momento y no un sentimiento real. Erick no podría resistir otro rechazo, no de nuevo, no de Joel.

-No mentí cuando dije que te amo, Erick. -Necesitó mucho más que mirarlo a los ojos para darse cuenta de que estaba despierto, que no estaba alusinando.

-¿Eh?

-Llevo un rato despierto, te he estado observando y aunque no puedo saber lo que piensas, creo que me hago una idea.

Joel se levantó un poco, dejó su espalda recostada al cabezal de la cama y en un ligero movimiento subió al menor sobre él. De más está decir que el roce de sus cuerpos desnudos provocó un despliegue de corrientes eléctricas, no es necesario dar detalles de donde y como se tocaron para provocar el suspiro mútuo pero cuando el ojiverde quedó a horcajadas sobre el mayor, cuando sus ojos se cruzaron y sin entender por que, ambos sonrieron, supieron que era ahí donde debían estar, supieron que no habían cometido un error o tal vez si, cometieron un error, uno solo y ese era haber querido evitar justo lo que estaba sucediendo ahora.

-No creo que tengas idea. -Contestó cuando pudo, cuando la voz volvió a su garganta y los nervios lo permitieron, cuando creyó que tal vez, solo tal vez, no estaba de más intentar sincerarse por una vez en su vida.

-Se que tienes miedo, también lo tengo. -Habló despacio, casi susurrando mientras acomodaba la manta por encima de sus hombros. Erick quiso morir de ternura, si, quiso morir de ternura pero dejó que continuara. -No quiero hacer de esto un melodrama y tampoco pretendo que me respondas con algo igual, no busco que me des una respuesta, Erick, yo solo quería ser sincero contigo pero sobre todo...conmigo.

-¿Por qué? -Erick estaba en un limbo, era lógico que lo estuviera porque los ojos del rizado brillaban tanto y tan bonito que no sabía como actuar. ¿Lo había mirado siempre así?

-¿Por qué? Bueno porque no tiene sentido que siguiera fingiendo que no me muero por tí. Al principio no lo entendía, solo tenía necesidad de tratarte mal, culpaba a tu carácter por hacerme enojar pero luego lo entendí.

-¿Qué entendiste?

-Que tú no eras el problema, el problema era que estaba sintiendo cosas por tí que jamás sentí por alguien más y bueno...tampoco es que toda la vida he sido gay, ni siquiera se si ahora lo soy, solo puedo decirte que eres el único por el que me muero y que ahora que se lo que es tenerte...no quiero dejarte ir.

¿Alguien se había robado el oxígeno de la habitación? Erick creía que si porque de lo contrario no tenía explicación para su falta de aire. Tembló cuando Joel tomó su cintura con delicadeza, cuando acarició suavemente la piel magra y luego lo acomodó debajo de su cuerpo, cuando los labios gruesos y deliciosos se aferraron a los suyos para robarle un beso cargado de sentimiento. Él le permitió tomarlo, le permitió deleitarse en el placer sano de desnudar su alma, le permitió otra vez adueñarse de cada centímetro porque no había sentido en negarlo, ya no, no cuando sabía que el sentimiento era mutuo.

Los minutos pasaron entre jadeos y sollozos, entre suspiros profundos y gemidos largos. Los minutos pasaron mientras afuera nevaba, mientras las sábanas se arremolinaban debido al movimiento. Los minutos pasaron cargando de vida el silencio, llenando de voces el espacio que conformaba ese nido, ese nido de amor y de una promesa, de una promesa muda pero firme, tan firme como el latir desbocado de los corazones y cuando al final se entregaron al vacío, cuando la liberación llegó y sacudió los cuerpos, cuando la semilla llenó su interior y un gemido simultáneo selló el encuentro, ambos sabían, ambos supieron...supieron que no había vuelta atrás, que el amor estaba hecho.

-Si esa es tu forma de hacer que me quede...tal vez comience a negarme. -Erick rió descaradamente cuando los minutos les permitieron recuperarse, se encontraban abrazados mirando a la nada pero juntitos, completos.

-¿Estás diciendo que te gusta mi forma de convencerte? -El corazón le latió cuando escuchó a Joel reir en su pregunta y dejó que su pecho se llenara de esa energía bonita que existía la habitación, nunca antes había bromeado con Joel y era mucho mejor de lo que podía imaginar pero ahora era su turno de ser sincero.

-No...no es eso. Me gusta que me hagas el amor, no tengo palabras para expresar lo que siento al tenerte dentro de mí pero quiero decirte algo. -Tomó un respiro para continuar y lo hizo. -Aún no nos conocemos lo suficiente y no hemos tenido la mejor relación pero quiero que sepas que fuiste el primero, aunque no me creas...nunca antes estuve con nadie y no lo había hecho porque jamás me enamoré.

-¿Di... dices...q...

-Digo que estoy enamorado de tí, Joel, estoy enamorado de tí y fuiste tú el primero. No necesitas convencerme para que me quede, yo...lo haría aunque no lo quisieras porque quise luchar contra mí mismo y al final... sabía que volvería a tí.

 sabía que volvería a tí

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Behind your eyes ll JoerickWhere stories live. Discover now