Capítulo 56

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Eleonora jamás pensó que en su vida agradecería al hombre que golpeara a su marido, pero así lo hizo, ya que siempre estaría en deuda con el Conde de Valcáliz por haber animado y traído esperanzas a Ishku.

Por esos días, Ishku aprendía de lo que le enseñaba Maximiliano en el banco, haciendo que juzgue inversiones y entrega de préstamos, estudiando con ahínco, pues deseaba ser de utilidad en el banco y no un simple aprendiz.

Pero no todo era trabajo dentro del banco en la vida de Maximiliano e Ishku, ya que cada tres veces por semana, acudían al gimnasio de Ismael a practicar boxeo, lo que relajaba al joven Chahiwa.

—Ese morenito tiene potencial —comenta Ismael al ver cómo Ishku golpeaba con fuerza un saco de arena.

—Nada de eso. Él tiene cosas más importantes en que pensar. —responde Maximiliano.

—Tu igual, y boxeaste por más de veinte años.

—Creo que será mejor marcharnos —Maximiliano le da un silbido a Ishku para indicarle que termine.

—No seas cascarrabias. Que el muchacho decida.

—No te atrevas a proponerle algo como eso.

—Porque sabes que aceptará.

—Exacto, y no quiero que las preocupaciones de su esposa, sean por culpa mía, eso jamás me lo perdonaría Luciana.

—¡Ah! Ya sacaste a tu mujer otra vez. A tu edad y le tienes miedo a esa niña.

—Es verdad. Mira tu edad, y aún no conoces el miedo de perder a tu mujer.

Maximiliano sabía que a Ismael le interesaba entrenar a Ishku, pero no lo permitiría, ya que deseaba darle toda la educación posible para cuando regrese a su tierra.

Eleonora pasaba la mayor parte del tiempo con su prima Luciana, visitándola en su boutique de modas, ayudándole a ser su modelo para su nueva línea de trajes para mujeres encinta, haciéndola usar soñados vestidos, dando paseos una tarde a la semana en parques públicos para exhibirlos.

Solo faltaba un par de horas para terminar la jornada en el Banco Claramonte, pero Ishku se había retirado temprano para visitar la Boutique Malva, ya que había terminado su trabajo, y el Conde le había autorizado salir antes, para que pueda acompañar a las damas, por el hecho de que todos acudirían después a la feria de atracciones.

—Ese vestido se te ve bonito —comenta Ishku al estar a solas con su esposa en una de las secciones de la tienda de modas.

—Además de ser cómodo. Luci ha ocupado solo telas ligeras para mi ropa —comenta Eleonora mirándose en un gran espejo.

Luciana ingresa sonriente con varios paquetes, a lo que Ishku le ayuda a llevarlos.

—He confeccionado algunas prendas que harán juego con los vestidos que usa Ely. Me gustaría que te los probaras. —Le indica a Ishku.

Sin oponer resistencia, Ishku se coloca las chaquetas que le ofrecían, siendo visto de manera crítica por Luciana, quien le ofrecía otra chaqueta y luego otra.

—Lo sabía, los colores claros te sientan muy bien. —comenta Luciana al juzgar una chaqueta color crema.

—Te ves muy apuesto —sonreía Eleonora.

Ishku se mira en el espejo.

—Me veo más moreno de lo que soy.

—Exacto, tu piel es perfecta para las tonalidades claras. —Comenta Lucía satisfecha —Te quedaría bien una pañoleta que haga juego.

Un Amor Tan InesperadoWhere stories live. Discover now