Capítulo 25

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Ya corría el último año académico en el que Eleonora estaría en España, antes de su esperado regreso junto a sus padres.

Luciana en aquel periodo había cambiado, pasó de ser sonriente y cariñosa, al alguien fría y totalmente amargada, siendo grosera en muchas ocasiones con sus compañeros y maestros, como una forma de desquitar su frustración.

Ya en varias oportunidades, Luciana se había encontrado con Alberto de manera involuntaria, donde él le suplicaba su perdón y le aseguraba, que dentro de un tiempo más, se divorciaría de su esposa para estar con ella.

A Eleonora le preocupaba que ella se viera con Alberto, puesto que estaba débil emocionalmente, y podría volver a creer en las tontas promesas que le hacía, con el único propósito de mantenerla como a una amante.

Durante una tarde, Eleonora regresa junto con Danilo de visitar a su abuela Celenia. Ellos habían dejado sola a Luciana, que había preferido quedarse en un parque público a leer una novela.

Cuando Eleonora estaba por ingresar a su dormitorio a dejar un obsequio que le dio su abuela, escucha en el dormitorio aledaño que era la de su prima, como esta lloraba de manera agitada, así que se apresura para ingresar a ver que le ocurría.

—Luci ¿Qué ha pasado? —dice Eleonora, corriendo en dirección a la cama en donde ella estaba.

—Alberto me encontró en el parque. Volvió a hablarme, aunque yo me negué, pero él me siguió y se subió conmigo en el carruaje, para acompañarme de regreso a casa —vuelve a lanza un sonoro llanto, lo que impide continuar su relato.

—¿Te dijo algo? ¿Hizo algo? Por favor Luci, háblame.

—Me beso. Robó mi primer beso, y yo se lo correspondí... Oh Dios mío, soy una pecadora, bese el hombre de otra mujer...

Luciana se mantenía inconsolable y ya no paraba de llorar, así que Eleonora le abraza, esperando que se desahogue, ya que, en ese estado, no estaba escuchando nada.

Luego de estar más calmada, Eleonora pregunta si realmente cree en él y si lo esperará por los años que le prometió, pues estas situaciones se estaban repitiendo con frecuencia y no veía en Luciana una real intención de olvidarse de Alberto, por el contrario, cada vez estaba abandonando su autoestima. Debía ayudarla, o aquel maldito hombre la llevaría a la desgracia.

—Lo mejor para ti es buscar un nuevo amor, que te haga olvidar.

—¿De qué hablas?

— Vamos a una fiesta, hagamos debut en sociedad... yo te acompañaré.

— No creo que este de humor para recibir propuestas de matrimonio, ya no confío en que un hombre pueda jurarme amor eterno.

— Te daré un consejo, a pesar de que no tengo experiencia en ello, pero... acepta a todos los que quieran cortejarte y conócelos, pronto te darás cuenta de que alguien muy especial está aguardando por ti.

La propuesta de Eleonora fue aceptada por Luciana y al día siguiente fue informado a la señora Emelina, quien estaba a gusto con aquella noticia.

Los señores Fortunato escogieron de manera meticulosa algún evento social, ya que deseaban que exclusivamente caballeros distinguidos puedan cortejar a su hija y sobrina.

Al cabo de dos semanas, se estaba festejando el cumpleaños de la princesa Carla en el Palacio de sus majestades. Este fue un gran evento, únicamente reservado a los nobles y la más exclusiva clase burguesa, pero para desgracia de los Fortunato, Alberto también estaba presente en compañía de su esposa.

Alberto al ver a Luciana, tenía un semblante molesto, puesto que ella al hacer un debut en sociedad, significaba que se mostraba como una dama en busca de un compromiso matrimonial.

Un Amor Tan InesperadoWhere stories live. Discover now