Capítulo 53

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Los Fortunato celebraban una fiesta en el jardín, con motivo de la celebración de cumpleaños de su hijo Raúl, en donde fue invitada la familia y algunos amigos, dentro de ellos, varios miembros del "Club de Inversionistas", que era el club social de élite entre la clase burgués.

Para gran alegría de Eleonora, Ishku había sido bien recibido por todos en su familia, puesto que no miraban su raza, solo en que era su esposo y futuro padre de su hijo.

Aquella fiesta era la primera aparición en sociedad de Ishku, quien había sido entrenado por el mayordomo de la mansión de su abuela Celenia, en lo que correspondía a cordialidad y etiqueta, siendo un pacífico alumno que absorbía todos aquellos conocimientos de manera rápida.

Varios invitados hablaban con el joven matrimonio, ya que les daba curiosidad conocer a aquel hombre que habían logrado cautivar a la más bella de los Fortunato.

Para ocultar el origen de su esposo, Eleonora había presentado como un terrateniente egipcio, debido que decir ser nativo americano, siempre provocaba rechazo y cientos de interrogantes, pues, no eran considerados como personas, sino que más semejantes a animales salvajes.

Danilo había aparecido en compañía de una jovencita que vestía un encantador traje blanco con rayas negras y mangas holgadas, de cabello negro y ojos castaños, cubriéndose del sol con una sombrilla con encajes.

—Joaquina, quiero presentarte a mi prima Eleonora —dice Danilo sonriente al acercarse.

—Es un gusto señorita Fortunato —responde la joven, entregándole la mano para saludarle.

—El gusto es todo mío. Deseaba con ansias conocerte —responde Eleonora, ya que le simpatiza a el rostro adorable de la muchacha. —Le presento a mi esposo, Ishku.

—Es un agrado conocerle —saluda la joven, entregándole la mano al varón moreno que estaba al lado.

—El agrado es mío —responde Ishku, como le habían enseñado, de manera educada y cortes.

—Su acento me suena exótico. ¿De dónde es?

—Egipcio —responde nuevamente Ishku, siguiendo la indicación que le dio su esposa.

—Qué lugar más maravilloso, me encantaría conocer el desierto alguna vez ¿Como es?

—Con mucha vegetación y muy caluroso.

Aquello sorprende a la joven, que no pudo ocultar la extrañeza en su rostro.

—Es que él proviene de los valles verdes del Nilo —interviene Danilo.

—Sí, él no es un hombre del desierto —agrega Eleonora con una pequeña risita.

Los jóvenes siguieron charlando durante esa celebración, lo que alivia a Ishku, puesto que, no deseaba hablar más con los dueños de grandes compañías que le preguntaban sobre las inversiones en el extranjero y como se encontraba la bolsa en su país.

Luego de la celebración, Danilo se marcha con Joaquina para dar un paseo, antes de acompañarla nuevamente a su casa.

—Te siento muy callado —comenta Joaquina al caminar por una plaza.

—Discúlpame, solo estoy distraído.

—Ya sé que tienes mucho en que pensar —dice mordiendo su labio y deteniéndose en su caminata.

—¿Qué pasa?

—Es ella ¿Verdad?

—¿A qué te refieres?

—Dijiste que una mujer rompió tu corazón y deseabas buscar consuelo en un nuevo amor. Esa persona que te rechazó, ¿es Eleonora?

—¿Porque preguntas eso?

Un Amor Tan InesperadoWhere stories live. Discover now