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Alrededor de dos horas después, un ligero golpecito resuena afuera, un gris oscuro gradualmente se adentra en la casa. Hago una mueca en Hyunjin que está jugando el juego por nosotros desde que renuncié a los controles hace un tiempo. Son apenas las dos; ¿Cómo vamos a durar todo el día cuando ya estoy asustado de lo entretenido que soy?

—Está oscureciendo— señala cuando gira la cabeza hacia la ventana. Me envía una sonrisa dulce y respira, diciendo: —Vamos a hacer otra cosa.

No queriendo actuar más macho, asiento con la cabeza sin decir  palabras, corriendo para cerrar las otras ventanas. Hyunjin apaga mi ordenador portátil y se dirige hasta mi habitación, colocándolo sobre mi escritorio. Nos reunimos de nuevo en la sala de estar y nos sumergimos en la oscuridad progresivamente.

Debe estar tan aburrido. Aprieto mis dedos mientras mi cerebro trata de acumular más ideas. ¿Se va a ir a casa ahora? Hice su cumpleaños tan triste...

Muevo mis ojos vacilantes para encontrarme con los suyos, no obstante, todavía está sonriendo tontamente, sus iris están envueltos en una niebla distinguible que he venido notando durante los meses que nos conocemos.

Murmuro: —Lo siento. Por los juegos de terror.

—No lo sientas. Yo también estoy asustado— comparte, acercándose un poco más. —Estoy bien con sólo hablar, Seungmin.

—Eso es aburrido— me quejo, moviéndome para apoyarme en el sofá. —Estoy lejos de ser la persona más interesante en el mundo. Te dormirías dentro de unos minutos.

—Creo que eres realmente interesante— contesta amablemente, reclinándose contra el sofá también. —Me gusta oírte hablar.

Dice estas cosas tan fácilmente. No me sorprendería que en realidad esté hecho de caramelo. Mordisqueando mi pulgar ante el pensamiento, señalo el televisor después de un tiempo y digo: —¿Quieres ver películas?

—¿Maratón de películas?— dice, su rostro una vez más acercándose un poco al mío... Me alejo discretamente y dentro de la oscuridad de la habitación, profundizo en sus abismales ojos. Casi olvido lo que pronunció hasta que inclina la cabeza ligeramente.

—Si quieres— respondo en voz baja, agarrando con la mano un puñado de tela de mis pantalones cortos. Nunca... nunca he expresado en palabras lo que siento durante estos momentos. ¿Felicidad? Es un amigo al que quiero mucho, después de todo. Me gusta verlo sonreír y estar con él me hace innegablemente feliz.

—Sin embargo, no tengo ningún bocadillo en casa. ¿Qué tal si voy y compro algo?— propongo, levantándome y poniéndome de rodillas. —Será muy rápido. El supermercado está a sólo unas cuadras de distancia.

—Está bien, puedo ir por ellos— interviene con rapidez. —Y no necesito bocadillos si no los quieres.

Rápidamente sacudo mi cabeza y digo: —Voy a ir. Puedes mirar los DVDs y escoger uno mientras estoy fuera.

—Voy a comprarlos, está lloviendo— menciona, con la persistencia arraigada en sus sílabas. Mi corazón sigue bombeando locamente desde el último juego que jugamos, con esa señora fantasma que nos perseguía. ¿Cómo Jihoon puede jugar solo?

—Con más razón, debes quedarte en casa. Eres mi invitado, no quiero que te mojes— me muevo poniéndome de pie, pero él me aprieta instantáneamente la muñeca. Mi piel cosquillea con las cerdas de mi cabello y me suelta disculpándose tranquilamente.

—Consigues tener frío con facilidad— protesta Hyunjin, mirándome fijamente a los ojos con sinceridad.

Separo mis labios e interrumpo, finalmente suspirando. —Vamos a pelear por esto, ¿verdad?

𖦞 𝗁𝗂𝖽𝖾 𝖺𝗇𝖽 𝗌𝖾𝖾𝗄 𖥧Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt