Muevo el teléfono de un hombro a otro mientras hago malabares con mis archivos. El concurso anual de canto de nuestra escuela se aproxima lo que significa que nuestro equipo editorial está sobrecargado con exigencias de carteles y artículos sobre él.
Beacon fue llamado este año. Bueno, por lo menos, es menos obvio que el año pasado que fue llamado Sing. Siempre he pensado que no es una buena idea poner un nombre en inglés como título para un concurso escolar de Corea Del Sur. La mayoría de nosotros no puede pronunciar Beacon, yo tampoco, fui corregido por Mark.
—No, no. Está bien Jeongin, haz lo mejor que puedas ¿de acuerdo?— digo todavía distraído por la cantidad de papeleo en mis brazos.
Hoy en día me arrepiento de haberme ofrecido como voluntario para ser el jefe de diseño, debido a la carga de trabajo y todo. Es un fastidio también, ya que mi posición no es reconocida oficialmente por la escuela, solo cuentan dos líderes de cada organización de estudiantes del plan de estudios adicional y eso se traduce al presidente y al jefe de redacción.
Hoy, Jeongin está ocupado en las clases de recuperación. Estábamos planeando volver a casa juntos, tal vez ver una película, pero creo que no. Giro sobre mis talones, caminando entre los estudiantes que están en el pasillo, dirigiéndome hacia las puertas de la escuela.
¿Quién soy? Soy Kim Seungmin, un estudiante de la escuela secundaria. Eso es todo lo que puedo decir sobre mí. No tengo ninguna cualidad particular que me destaque, aparte del hecho que soy un poco friki por la tecnología y amo el diseño gráfico. Pero la mayoría de los estudiantes tienen una pasión de todos modos, así que no se puede contar como algo único. Hay otros mucho más espectaculares, comparado con ellos, soy tan aburrido como el agua para lavar platos.
Hay una gran diferencia entre alguien que baila en el escenario ante una multitud y alguien que trabaja detrás de la computadora para hacer un cartel para un evento elegante. Los diseños son, en su mayor parte, estáticos, por lo que las personas naturalmente están inclinadas en intereses más dinámicos. No sirve de nada el que sea un aficionado, así que no destaco en lo absoluto.
El ser invisible sin embargo me ha ayudado a escapar del sistema de clasificación de la jerarquía social de nuestra escuela. Desde pequeño, nunca he sido asombroso. Me encierro en mí mismo la mayor parte del tiempo y no sé cómo hablar bien. No soy inteligente, en mis pruebas estoy en el promedio y eso es todo. Estoy lejos de ser dueño de un buen físico o una cara bonita, en comparación con otros chicos, soy tan invisible como las paredes de la escuela.
La caminata a la estación de tren es relajante, especialmente con todo el trabajo acumulado recientemente. No hay rastros de estudiantes ya que la mayoría de ellos se han ido a casa, a excepción de algunos que están paseando bastante lejos, detrás de mí. Agarro el ritmo al ver que el tren llega, instalándome en una columna con mis audífonos.
El número de solicitantes este año es mucho más grande que la última vez. Tener que agregar tantas fotos en un diseño me está provocando un dolor de cabeza, pero al menos la mayoría de ellas son de buena calidad. Tal vez debería hacer un diseño de arena en lugar de las columnas y filas habituales. Me pierdo pensando en la cantidad de diseños que podría realizar.
Una sacudida repentina me saca de mis pensamientos y me tropiezo, mis papeles se esparcen por el suelo. Me apresuro a caer de rodillas para poder recogerlos y avergonzado pido disculpas a los pasajeros.
Alguien se arrodilla para ayudarme. Extiende una mano llena de papeles y me levanto contemplándole. Oh, creo que es el estudiante que caminaba detrás de mí hace un momento. Él mira hacia otro lado con sus ojos oscuros, lamiéndose sus gruesos labios.
—Oh, gracias— digo abruptamente, todavía avergonzado por lo sucedido. Rápidamente tomo la pila de hojas de sus manos y lucho por estar de pie. El chico vuelve a la esquina en la que estaba con los ojos fijos en el suelo. Me pregunto en que año se encuentra. Se ve muy familiar pero no conozco a toda la población escolar.
Ambos bajamos del tren en la misma estación, caminamos hacia la salida. Me quedo en la multitud, detrás de él mirándolo fijamente. Se me hace muy familiar pero aún no estoy seguro de conocerlo.
¡Oh! tomamos el mismo tren a la escuela. Supongo que lo olvidé después de las largas vacaciones de dos meses. Él se encuentra entre los muchos estudiantes que he visto por ahí, pero aún no lo sé. El pensamiento es rápidamente borrado cuando se gira, encontrando mi mirada fija en él y bruscamente se da la vuelta.
Probablemente me veo escalofriante y raro ahora, me encojo de hombros y salgo de la estación, apretando fuertemente los formularios de inscripción.
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