Palm Beach. Parte 2

527 33 22
                                    

Armando no era un hombre muy celoso, al menos no últimamente, sabía que Marcela ni siquiera apartaba la mirada cuando estaba con él. Pero en estos últimos días tuvo que recordar este hecho una y otra vez. No estaba celoso. Marcela podía hablar y estar cerca de quien quisiera.

Sus ojos se entrecerraron de rabia cuando William se inclinó detrás de Marcela, con la cara cerca de la suya, para explicarle algo que parecía incoherente con el informe de ventas. Se enfadó aún más cuando Marcela se dio cuenta de que era ella la que estaba equivocada y se rió con él. Armando realmente trató de ignorar esto y se cansó de sólo mirar todo a través de la ventana de la oficina, entonces entró y esperó a que su presencia pusiera fin a aquella escena.

—Así que aquí están las referencias con fotos de los modelos que más salieron de esta colección. —William señaló los papeles, mostrándole una información necesaria.

Él estaba demasiado cerca del oído de Marcela, lo que hacía cada vez más difícil su proyecto de mantenerse con vida, porque si Armando podía, lo destruiría en ese momento.

—Casi nada, ¿verdad? Esta fue la colección que tuvo que ser retirada de las tiendas.

—Tuvimos grandes pérdidas, pero si miras las páginas siguientes, las ventas han subido. —Dijo, entregándole unas hojas de papel.

—Muy bonita tienda. Bien decorada. —Dijo Armando, haciendo que los dos miraran en su dirección. Haciendo que por fin se notara su presencia como él quería

—¿Te gusta? —Preguntó William, feliz de impresionar a su jefe con el buen trabajo que había estado haciendo.

—Sí. Es muy bonita, y había mucha gente, eso es bueno para nosotros.  —Tenía que admitirlo, William estaba haciendo un buen trabajo.

—Ah, sí, y aquí tenemos vendedoras que tienen muchos conocimientos sobre moda y coloración personal, esto es bueno cuando se trata de ayudar al cliente a comprar. —Explicó, levantando el cuerpo de su posición anterior y apoyándose en la mesa.

—Bien, eso es muy importante para las ventas. —Señaló Marcela, también muy satisfecha con la administración del punto de venta de Palm Beach.

—Marcela, ¿vamos a comer? —Preguntó Armando, queriendo queriendo sacarla de allí.

—Ah, estoy mirando unos papeles, puedes irte si quieres. —Dijo sin mirarle siquiera, todavía concentrada en sus informes.

—Te esperaré. —Dijo sentándose en uno de los sillones de la oficina, siendo ignorado.

—Aquí tienes los informes de enero, por si quieres empezar por ellos, hasta que tengamos los de los otros meses. —William alcanzó otra carpeta amarilla para Marcela, añadiéndola a las que ya tenía sobre la mesa.

—Por supuesto, también tengo que hacer copias de todos ellos, tengo que llevárselos a Roberto.

—Sí, Amanda puede hacerlo en un momento.

—No tiene por qué ser ahora, aún tenemos tiempo.

—Un poco desorganizado por aquí, ¿no? —Preguntó Armando, recibiendo una mirada de reproche de Marcela. —Digo porque conseguir los informes es un retraso.

—No esperábamos que nos volvieran a pedir toda la información tan de repente. —Respondió William.

—Lo entendemos, incluso deberíamos haberte avisado, pero aún estamos a tiempo de volver a ver todos los papeles. —Dijo Marcela, mostrando su comprensión.

Un cambio inesperadoWhere stories live. Discover now