Capítulo 43

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¿El fin del infierno?

Gullermo tocó la campana de la mansión Devley, la presión que puso casi rompe el botón.

—Aron acaba de enviar un mensaje —comentó Oskar, el policía y amigo del licenciado— dijo que ya se están preparando para invadir Sunfil.

Guillermo volvió a presionar la campana con más fuerza. Cuando Adrian abrió la puerta el licenciado ni siquiera dijo hola o esperó que lo invitara a pasar, entró al salón con prisa y sin quitar los zapatos; Oskar lo siguió.

—El FBI está a camino —informó él con preocupación.

—Lo sé, Aron me avisó.

—¿Y estás así? —interrogó Guillermo con furia.

—¿Así como?

—¡Tranquilo!... —empezó a caminar por el salón— tu amigo nos avisa que el puto FBI viene a por ti y pareces tranquilo con eso.

La sonrisa de burla de Adrian le hierve la sangre a Guillermo.

—Primero que Aron es mi hermano, sin él no estaríamos aquí, y ha dicho que tenemos como máximo doce horas para concluir el plan. Tiempo suficiente.

—Mira —el licenciado se acercó a Adrian y en tono amenazante dijo— Yo también hago parte de eso, están usando a mi novia para conseguir las pruebas. Y sin mí ustedes tampoco estarían aquí. Si tú y tu hermano todavía quieren mi ayuda para desaparecer del mapa, tendrán que arreglar esta mierda antes que los agentes lleguen.

—Tu novia... —negó con la cabeza— Alan y tú tienen mucho en común. Son inteligentes, pero se dejan llevar por los sentimientos. Qué lástima.

Con la mandíbula tensa, Guillermo dijo:

—Cállate.

Adrian sin quitar la sonrisa interrogó con su acento marcado:

—Okay, licenciado ¿ Y qué quiere hacer usted?

Gui se incorporó, miró a Oskar y ordenó:

—Tú, ve con Alan a la casa de los Seiler para buscar los documentos.

Oskar asintió y salió para encontrarse con Alan en el instituto.

—Tú y yo —apunto a Adrian— Vamos a por Lara.

Apenas sabían ellos que ciertas personas ya se les habían adelantado...

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—¿Estás seguro de que puedes conducir sin chocar ?

Preguntó Elise a Keven cuando vio coches adelante.

—Si dejas de desconcentrarme... llegaremos allá vivos.

Las manos del pelirrojo aferradas al volante sudaban frío cada vez que un vehículo se acercaba o debía hacer la curva.

—Mi mamá me va a matar —comentó la rubia mientras negaba con la cabeza y se dejaba caer sentada en el asiento trasero.

Mari estaba con el brazo apoyado en la ventanilla y a pesar de que su amigo no iba demasiado rápido, su cabello lacio se agitaba con el viento fresco, el olor a tierra mojada le llenaba el pulmón y aliviaba los nervios. Sus ojos castaños se enfocaron en los árboles que desaparecían en cuanto avanzaban, indicando que se acercaban a su destino.

—¿Alguien me va a explicar que estamos haciendo? —interrogó Elise trás dar un sorbo de su botella de agua—. El coche es de mi madre, tengo el derecho de saberlo.

Yo, mi profesor y el asesino [+18] ✔️BORRADORTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang