Capítulo 27

74 16 1
                                    

¿Repetir el error?

Marian Lemes Oliveira 

Ojalá no te hagan lo que me hiciste aquella vez

Ojalá que te arrepientas siempre que quieras volver

No me digas que me amas porque esa ya me la sé (ya me la sé)

Ojalá que sufras cada ve', cada ve' que me veas con él...


—¡Eso! ¡Guapa! —Gritó Keven, mientras aplaudía— ¡Mamona!

Por suerte el bar no estaba lleno como otros sábados por la noche.

En cuanto empezó a sonar Sobrio de Maluma, bajé del escenario y con una sonrisa tímida y las mejillas rojas, puse un mechón detrás de la oreja y me senté a la mesa junto a mis amigos. Lara, Keven y Yury compartían tragos y sonrisas.

—¿No crees que ya bebiste demasiado Vodka? —Yury le preguntó al pelirrojo.

—No, todavía no estoy vomitando.

Lara se levantó y le quitó la botella de vodka.

—Yury tiene razón, bebiste demasiado; si sigues, dejaremos que te ahogues con tu vomito porque no somos niñeras.

Keven resopló, tomó de un solo trago la bebida en el vaso y dijo, tras hacer una mueca:

—Qué pesada eres, mamá.

Ella le sacó el dedo del medio.

—¿Quieres algo? —me ofreció mi amiga.

—No, gracias.

—Tranquila, Mari, yo bebo por ti —Keven se tambaleó sobre la mesa para agarrar la botella.

—Keven, si no te controlas, rompo esa botella en su cabeza —amenazó Lara.

—Joder, tía, un vacito de vodka no se niega a nadie.

—Ya estás borracho —dije— Si tus padres te ven así, no te dejarán salir de casa hasta que cumplas los treinta.

—Es el último vaso, os lo juro.

Los ojos rojos de mi amigo devoraban la botella en la mano de Lara, no lo había visto así y aunque Yury y yo intercambiamos una sonrisa burlona no dejé de preguntarme el motivo de su borrachera. 

—Lara, por favor —suplicó—. Es que sobrio no me da y tengo que declarar mis sentimientos, el vodka me da coraje.

—No.

Keven se enderezó, se rascó la cabeza con ambas manos y preguntó a Yury:

—¿Podrías traerme otra botella?

—Mejor te llevo a casa.

—¿Quieres que mis padres me maten? porque es lo que va a pasar.

—Puedes quedarte en mi casa.

—¿Hay alcohol en tu casa?

—No te daré más alcohol.

—Solo me quedo en tu casa si me das alcohol —Se cruzó de brazos.

—Sin alcohol.

—Me dormiré aquí, encima de la mesa.

—Ay, Keven —gritó Lara—. Deja de chingarnos y vete de una puta vez. Sea a la casa de Yury o a la calle, pero vete.

Yo, mi profesor y el asesino [+18] ✔️BORRADORWhere stories live. Discover now