Capítulo 41

88 17 10
                                    

Es mejor que beses al chico ahora mismo

(En aquel mismo día )

La idea de que Lara corría riesgo le agobiaba a Keven, si Alan lo expuso en el cumple de la ciudad porque iban a denunciarlo ante todos, no le gustaba pensar lo que era capaz de hacer con su amiga, la dueña de la idea.

Pero no podía deshacerse de su compromiso, había quedado con Yury aquella misma tarde, a pesar que sus piernas parecían desear huir de esa charla, él era consciente de que necesitaba afrontarlo. Luego de irse de la casa de Mari salió para encontrarse con su amigo.

El pelirrojo estaba delante de la puerta, la madre de Yury la abrió, dijo que el chico lo esperaba en su habitación y lo guió al cuarto. Keven tragó saliva cuando lo vio sentado en la cama. El hecho de que Yury lo abandonara en el momento que más necesitaba, lo dejó triste, se sintió engañado porque creía que tenían algo especial.

Sin embargo no podía negar que le ponía nervioso verlo.

—Hola —saludó el pelinegro, la tensión que le recorría los músculos era tanta que se le hacía difícil parpadear.

—Hola —Keven apartó un mechón que lo molestaba.

—Pasa —Yury se removió en la cama— y cierra la puerta, por favor.

Y así lo hizo el pelirrojo, al inicio no sabía cómo actuar y se quedó en pie mirando las paredes adornadas con dibujos de constelaciones, así que Yury le indicó que se sentara en la cama junto a él.

Y se acomodó a su lado, aunque la situación lo dejaba incómodo.

Keven jugaba con sus dedos mientras Yury lo miraba de soslayo. Su corazón martillaba en el pecho, era incapaz de no pensar lo hermoso que se veía los rizos rojos contrastando con la pared azul de su cuarto; era imposible mirarlo y no observar cada una de sus pequeñas pecas que le recordaba las estrellas dibujadas en el sistema solar en su pared.

Keven se moría de ganas de hablar, de preguntar qué había pasado aquel día en el instituto, pero no tenía coraje.

Yury se lamía los labios mientras pensaba cómo explicarle que se había alejado no porque le daba vergüenza estar a su lado por lo sucedido en el culpleaños de la ciudad, sino porque estaba enamorado de él y había una posibilidad de que ese amor floreciera.

Al final nadie se atrevía a abrir la boca, aunque tenían miles de cosas que hablar.

Yury puso su atención en los dedos de Keven que se movían con rapidez sobre su regazo. La respiración del pelinegro se agitaba a la vez que comenzaba escuchar sus latidos. Tragó saliva cuando su mano empezó a deslizarse por el colchón hacía Keven, su boca sacó al tocar la pierna del pelirrojo que fingía no notar lo que estaba pasando.

En un avance lento y tímido sobre el pantalón verde de Keven, su mano invadía el espacio personal del chico con pecas que lo desestabilizaba.

Cada vez más cerca de encontrar sus dedos que se movían sin parar.

Y en cuento los tocó, se le olvidó respirar unos segundo. Se centró en disfrutar de la sensación de tenerlo tan cerca. Sus ojos oscuros y almendrados estaban fascinados, le parecía una obra de arte ver su mano junto a la de Keven. El calor del roce alejaba la tensión que maltrataba su interior y hacía su boca curvarse en una sonrisa.

—Yo... —murmuró el pelinegro mientras sostenía la mano de Keven— No sé qué decir...

El pelirrojo todavía no reunía el valor para mirarle a la cara, así que se dedicaba a apreciar sus manos juntas.

Yo, mi profesor y el asesino [+18] ✔️BORRADORWhere stories live. Discover now