Capítulo 36

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Solo quisiera morir

(Marian Lemes Oliveira)


El corazón latía en mi garganta, los latidos retumbaban en mis oídos al punto de dolerme. Y me lastimaba el pecho.

Dolía, como si me hubieran arrojado una piedra.

La visión se me puso borrosa por las lágrimas que amenazaban caer.

Y si todo lo que Adrian había dicho era real ¿Debía estar feliz por conocerlo?

—No es posible —dije incrédula— mi padre... me abandonó.

Él se retorcía para librarse de las cuerdas.

—Pues me parece que ha vuelto....

—No —respiré hondo— él no es mi padre. No sé a qué mierda juegas, pero no es mi papá, no voy a creerte.

Mi ojos se clavaron en el hombre de pelo oscuro que luchaba por salir de la amarras, mi mente se esforzaba para buscar entre los recuerdos antiguos alguna imagen de la cara de mi padre, pero no lo lograba.

Mamá ni siquiera guardaba fotos suyas.

Lo único que sabía era que me había abandonado y jamás dio señales de vida, eso dijo mi mamá.

—Mira —Adrian me entregó su teléfono— encontré esa foto en la computadora de tu madre, a partir de ella y otras informaciones que conseguí, pude llegar a Will. Él vive en Sunfil también y nunca te ha buscado.

El cabello negro, el rostro tringualar y los ojos castaños eran incofundibles. Mi madre en una versión más joven y a su lado un hombre de pelo oscuro y ojos grises que se veía mayor que ella, el rostro redondo se asemejaba al de Will.

—El hombre de la foto —dijo él— es el mismo que está allí —volví a mirarlo— ese hombre de la foto, engañó a tu madre, la convenció a dejar su familia en Brasil y la trajo a Sunfil con la promesa de empleo, vida digna y libertad. Al final hizo lo que ha hecho todos esos años: la abausó y la vendió a SDP Sunfil. La atrapó en ese infierno contigo. Por su culpa tu madre sufrió abusos físicos y psicológicos durante el embarazo, fue usada por hombres que pagaron mucho por follarla, porque les ponía duro una mujer embarazada.

Inhalé y exhalé diez veces, sin embargo las lágrimas fueron inevitables. Adrian tomó el teléfono y volví a encontrarme con mi "padre"; y aunque el impulso de desviar la mirada me tomara el cuerpo, mi atención, mi odio, mi dolor, me lo impedían ¿Será que él sabía quién era yo? ¿Será que sus ojos inundados de angustia también lloraban por verme?

¿Sentía culpa?

Mi estómago se removía al imaginar que cargaba su sangre, la sangre del hombre que abusó de mi madre, la engañó y la abandonó.

Nos abandonó.

—Mira —volvió a darme el móvil— ese video también estaba en la computadora de tu madre.... era una de las pruebas que consiguió para intentar salir de SDP.

Agarré el teléfono con la respiración agitada, el aparato temblaba en mis manos. La duda entre ver o no el video me mostraba la posibilidad de salir corriendo de allí y perderme en el bosque para huir del dolor y fingir que nada había pasado.

Pero no había vuelta atrás

Y allí estaba, él, mi "papá"

Las ganas de vomitar provocaron un nudo sufocante en mi garganta, Will y otros dos hombres abusaban sexualmente de mi madre en un cuarto, ya se le veía la barriga.

Yo, mi profesor y el asesino [+18] ✔️BORRADORWhere stories live. Discover now