Capítulo 11

172 22 1
                                    


1879, Londres

POV: Maite

Ya habían pasado dos días. No pasó nada allá de lo normal. Todavía no habían llegado los demás del grupo de crímenes, así que estuve todos este tiempo con los tres hermanos. Descubrí varias cosas de ellos. Para empezar, Albert es la persona más pasivo-agresiva que he conocido en mi vida. Es increíble como puedes ver la desconfianza en sus ojos, independientemente de si está sonriendo. Por otro lado, Louis es el peor mentiroso que he visto; y eso que he conocido muchos. Sin embargo, se nota que genuinamentd intenta ser amable conmigo. Por ahora es el que mejor me cae. Y finalmente tenemos a William. Es increíble como puede tener una sonrisa de ser de luz cuando dijo explicitamente que me iba a manipular. Cuando él me habla puedo ver como Louis me mira con pena, parece que realmente no es tan sádico como pensé en un principio.

-- Señorita, tenemos que darle una noticia.-- La voz de Albert a través de la puerta de mi habitación me saca de mis pensamientos.

Me levanto y le abro la puerta.

-- Venga, sígame.-- Me dice alejándose.

Lo sigo hasta su estudio, donde abre la puerta y se aparta para dejarme pasar primero. Entro, con cara de confusión y esperando que me den la bienvenida con una bala entre las cejas. Pero cuando entro y veo lo que me querían mostrar no pide evitar pegar un grito y saltar a abrazar a Mateo, quien ríe un poco mientras me rodea con sus brazos.

-- Dios, Mateo. Me cago en tus muertos que puto susto me diste.-- Dije sin parar de sonreír.

-- ¿Yo? Cuando me desperté el comemierda del doctor que dijo que pensaron que estabas muerta.-- Dice mientras nos separamos del abrazo.

-- ¿Y Marta?-- Pregunto mirando a los hermanos.

-- Todavía no despierta. Perdió mucha sangre así que va tardar un poco más en despertar.-- Me responde William.

Acompañé a Mateo a su habitación, que estaba al lado de la mía y me quedé con él. Una vez Louis, quien nos había acompañado también, se fue empecé a contarle lo que sabía.

-- No podemos confiar en ellos.-- Le dije susurrando.

--¿Por qué? ¿De qué hablas?-- me dijo en el mismo tono.

-- Los escuché hablando. Quieren sacarnos información del futuro a toda costa. Dijeron explicitamente que nos manipularían si era necesario y no descarto que nos maten si lo creen oportuno.--

-- Mierda. Ya decía yo que no podían ser Ghandi si son asesinos seriales ¿y qué piensas hacer?--

-- Disimular hasta que nos podamos ir de aquí.--

-- Pero... ¿Por qué no decírselo? Quiero decir, entiendo que no son muy confiables, pero ayudarlos nos ahorraría muchos problemas.--

Me quedé pensando. Mateo tiene razón ¿por qué no ayudarlos? No son asesinos en plan Ted Bundy, tienen una buena causa.

-- Por tu orgullo ¿no? Quieres demostrarles que no eres fácil de manipular.--

Lo miro con el ceño fruncido.

-- Siempre fuiste así. Te da igual lo que pase en esta época, solo que el hecho de que te hayan tomado como alguien vulnerable a ser manipulado te molestó, dañó tu "autoestima intelectual". No te estoy criticando, pero nunca te gustó que te tomen por "tonta" y sentiste que así te trataron y te ofendeiste, por así decirlo.-- Me dijo.

Quizás Mateo tenga razón. Quizás me importa una mierda su plan. Quizás solo quiero demostrarle a William que no soy una pieza más en el tablero de su macabro juego.

-- Tienes razón, pero sigo sin querer ser uno más de sus peones.--

-- Nadie te dijo que lo seas, solo digo que deberías considerar el porqué haces las cosas. Te estás inventando un villano donde no lo hay.--

-- No me estoy intentando un villano, William dijo lo que dijo. No estoy demonizando, pero tampoco santificando. Admitir que vas a manipular a alguien para cumplir tus propios deseos no es algo que diría alguien que es tan buena persona como dice ser.-- Digo, elevando poco a poco el tono de voz.

-- Maite, no me estás entendiendo. No son Santos eso no lo niega nadie, pero estás creando un incendio a partir de una chispa. Lo que intento decir es que no tienes que ponerlos en contra nuestra.-- Me dijo. En este punto ambos habíamos dejado de susurrar y estábamos serios.

-- ¿Yo los estoy poniendo en contra nuestra? Les importamos una mierda. No les importó yo, no les importas tú y no les importa Marta ni María. Las palabras salieron de su boca: nos quieren mantener vigilados y no les importa manipularnos. Y no dudes en que tampoco les importaría mancharse las manos con nuestra sangre.- Dije ya molesta.

-- Deberías haber escuchado la conversación completa. Nunca mataría a alguien inocente.--

Mierda, esa voz. Me volteo y veo a William apoyado en el marcó de la puerta sonriendo. Miro de reojo a Mateo, tiene la misma cara que yo. Pánico.

-- No se asusten, no tienen que poner esas caras, no les voy a hacer nada.-- Dijo levantando las manos y sonriendo.

Esa sonrisa. Esa es la sonrisa maliciosa que pone cuando sabe que descubrió a alguien. Esa es la sonrisa de superioridad que pone cuando atrapa a alguna de sus víctimas.

--¿Qué tanto escuchaste?-- Pregunté con la voz temblorosa.

-- Lo suficiente para saber lo que está pasando y que escuchaste una de nuestras conversaciones privadas.-- Aseguró, mientras se acercaba a nosotros a pasó lento.

Mateo se adelantó, poniéndose frente mío de forma protectora.

-- Quédate donde estás.-- Le ordenó a William.

Él frenó su caminar.

-- Creí que me estabas defendiendo.-- Dijo con gracia.

Por la puerta abierta se asolaron sus dos hermanos.

-- Mira que raro, la quinceañera se trajo a sus chambelanes.-- Le dije con una valentía que no sé de donde saqué, pero que aprovecharía.

William se ríe y sus hermanos se ponen a su lado. Tres hombres entrenados enfrentados con dos universitarios que el único ejercicio que más practican es ir de fiesta. No era la mejor situación para nosotros.

-- No se preocupen, no vamos a hacerles nada. Solo queremos... aclarar las cosas.-- Haciéndonos una seña para que lo sigamos.

Mate y yo nos miramos, sin saber qué hacer. Decidimos seguirlos. Llegamos a una biblioteca bastante grande, donde nos sentamos. Sinceramente, yo ya estaba esperando alguna amenaza, pero no fue así.

-- Te quedaste con la información por la mitad, Maite. Luego de lo que escuchaste aclaré que no pensaba hacer de no ser que tuvieses sospechas sobre traicionarnos, para no tener que recurrir a cosas más radicales.--

-- No pensé que tuviésemos tanta mala fama en el futuro para que considerase la idea de matarlos.-- Dijo esta vez Albert mientras se reía un poco.

-- Ya y lo de sacarme información y mantenernos vigilados también era sacado de contexto.-- Dijo Mateo, quien parecía que ahora entendía mi desconfianza.

-- Bueno, eso sí fue un dicho desafortunado que no tiene justificación, pero si ustedes estuviesen en mi posición ¿no harían lo mismo?-- Debatió William.

-- No lo sé, pero no voy a decir nada sobre su futuro. Has lo que quieras, pero no soy una chivata temporal o como se diga.--

-- Vale. Tienes razón, lo siento. Ahora, para lo que los vinimos a buscar no fue por esto. La verdadera razón es que nuestros camaradas llegaron.-- William anunció el primer motivo por el que había venido.

Louis, que no había entrado en la sala para conversar, entró informando que la cena estaba lista y que sus compañeros nos estaban esperando. Todos salimos en dirección al comedor. William se acerca a mí y me dice por lo bajo.

-- Eres una buena espía, realmente no me había enterado que nos estabas escuchando.-- Susurra, para luego volver a separarse y caminar al lado de Albert.


Qué grima de tío.




Viajero en el TiempoWhere stories live. Discover now