Capítulo 10

183 20 2
                                    



1879, Londres

POV: Maite

Estabamos sentados en una especie de estudio. La arquitectura era simplemente sorprendente, y supongo que ellos no eran tan ostentosos como seguramente sí lo sean otros nobles. Louis nos había servido té, otra vez.

-- Tanto ella como los demás saben toda la verdad.-- Dice William sin pelos en la lengua.

Albert y Louis, quien ya se había sentado en el sofá lo miraron confundidos.

-- ¿A qué te refieres, Will?-- Cuestiona Albert.

-- El plan. Resulta que el dr. Watson, el acompañante de Sherlock, escribió todo y en el futuro somos una obra literaria. Así que ellos lo saben todo.--

El silencio que se formó hablaba por sí sólo. Los ojos de el menor y el mayor estaban fijos en mí, haciéndome sentir intimidada. La amabilidad y caballerosidad de Albert parecía haberse esfumado y, si ya lo quería hacer antes, Louis ahora parecía que estaba seguro de que me iba a degollar.

-- No creo que ninguno de los tres interfiera o sea un obstáculo para este.-- Aclaró William.

-- Es cierto, ni yo ni los chicos tenemos la intención de perjudicar su plan, aunque si quisiesemos tampoco podríamos.-- Digo esto último en un susurro.

Otro silencio incómodo, que desde que llegó el inglés a mi vida parece que abundan.

-- Bueno, sígame. Le enseñaré su cuarto.-- Dijo serio Albert.

A pesar de haberlo dicho de forma amable estaba serio, esto me daba a entender que iban a hablar a solas. Este hecho no me hacía una pizca de gracia y, si ya desconfiaba antes, ahora estoy segura de que no debería haber venido aquí. De todas formas hice lo que me pidió, no podía oponerme.

Me llevó por la mansión hasta frenarse en una puerta en específico. La abrió, dejando ver una habitación que, si bien se notaba que era de invitados, era más lujosa que cualquier otra habitación que haya visto en mi vida.

-- Puede quedarse aquí. Supongo que ya sabe que no somos solo nosotros, sin embargo nuestros camaradas no se encuentran en este momento. Hablaremos más a detalle sobre su estadía más adelante. Ahora, si me permite, me retiro.-- Se despide finalmente, dejándome sola.

Esto no me olía nada bien. Sé que son buenas personas, pero también sé que siempre ponen su objetivo; Albert hasta llegó a quemar vivos a sus padres y hermano. No puede hacer nada que no les guste porque sé que no van a dudar en apuntarme con un arma y disparar si lo hago. Tengo que escuchar lo que dicen, no soy William ni Sherlock para poder adivinarlo. Salgo de mi nuevo cuarto y me dirijo nuevamente a donde estábamos. No estoy pegada a la puerta, pero estoy lo suficientemente cerca como para escuchar.

-- Ya decía yo que era raro que los invitaces a quedarse sabiendo con quienes vivimos.-- Dijo Albert.

-- No mentí cuando dije que no suponían un problema, pero tampoco podía arriesgarnos. Mi principal razón para traerlos era para mantenerlos vigilados, sobre todo a Maite.--

-- ¿Por qué a ella?-- Este fue Louis.

-- Es la que más sabe, no sólo el plan sino que también nuestro futuro.--

-- ¿Y qué piensas hacer, Will.--

-- Voy a intentar hacer que nos ayude y nos guíe hacia la perfección.--

-- ¿La vas a manipular?--

-- Si es necesario lo haré. --

Mierda. Mierda, mierda, mierda. Lo sabía. Hijo de puta. Regresé lo más rápido posible a mi cuarto. Me senté en la cama y me puse a pensar.

De ahora en adelante no puedo confiar en ninguno de ellos. Cuando Mateo y Marta despierten también se les voy a tener que advertir. Sin embargo, no soy tan lista; no lo suficiente como para burlar al mismísimo Señor del Crimen y sus secuaces. Ahora voy a estar siendo vigilada todo el tiempo. No puedo confiar en William, no puedo confiar en Albert, no puedo confiar en nadie. Solo me tengo a mi misma, al menos hasta que mis amigos despierten. Pero tampoco estoy segura de que vaya a poder confiar en ellos, ni siquiera estoy segura de poder confiar en mí misma. William y sus hermanos siempre están un paso por delante. Sus espaldas siempre van a tapar mi vista. Si están en esa situación de poder nunca voy a poder ver el paisaje completo, porque ellos van a tapar una parte de mi percepción. Él mismo lo dijo, va intentar manipularme, a mí y a los chicos.

Tres golpes en la puerta.

-- ¿Maite?--

Hablando del rey de Roma.

-- Pasa.--

Abre la puerta, veo como entra sonriendo, amable como siempre.

Será cabrón. No se le mueve una pestaña en mentirme.

-- Sé que es una pregunta tonta, pero ¿cómo estás?-- Dice mientras se sienta al lado mío.

-- Bueno estoy mejor. Supongo que ya lo estoy asimilando un poco.-- Digo sonriendo.

Si tú no te vas a sentir culpable por manipularme entonces yo tampoco por mentirte.

-- Me alegro. Ven te hago un tour por la casa, para que no te pierdas.-- Dice levantándose y ofreciéndome la mano para que lo haga yo también.

La acepto y lo sigo. Damas y caballeros, que comiencen los septuagésimos sextos Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de su lado, aunque solo la necesite yo.

Viajero en el TiempoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora