Amor en la cancha

Frío

Escribo esto ahora que sé que he bebido de más, tal vez cuando lo reciba y me preguntes la razón pueda excusarme en el alcohol que recorre mi sistema. Ahora llueve, igual que lo hacía el día que te conocí, en nuestro primer beso, y también el día que te fuiste.

Es como si el golpe en mi mejilla acabara de ser propinado, como si el eco de los gritos aun resonara en la habitación. Aun puedo escuchar tu voz diciendo que te largabas, que no importaba que afuera diluviara, era mejor que pasar un solo segundo más junto a mí, el portazo y después el silencio.

Esta tarde te vi de nuevo, como siempre que nos encontramos llovía a cantaros, apenas contuve las ganas de echarme a llorar al verte, nos topamos de frente y con solo una mirada a tus ojos castaños fui consciente de lo mucho que añoraba que esos mismos ojos me miraban como de antaño lo hacían, que tus brazos me rodearan al dormir, que tus labios me besaran al despertar.

Te veías feliz con el chico que caminaba a tu lado. No, no estoy celoso, tampoco siento envidia; por el contrario, me alegra saber que lo superaste tan bien. Si rechacé tu invitación de tomar una cerveza con ustedes fue porque me conozco, y sé que lo arruinaría, que de un momento a otro diría algo inapropiado y te causaría un problema.

Me preguntaste como me encontraba, sonreí y te dije que excelente, que nunca había estado mejor; que después de graduarme encontré un gran trabajo y que todo fue de maravilla. Te mentí. ¿Qué cómo me ha ido? La verdad estoy desecho, todo el tiempo pienso en ti, en lo estúpido que fui al dejarte ir. Tú, que fuiste el café de mis tardes, la luz de mis noches y el amor de mi vida.

Ya ha pasado un año y medio. Mentiría si te dijera que no te extraño, que ya no pienso en ti todas las mañanas, y también antes de caer dormido. Fui yo quien lo arruinó, fueron mis dudas, celos e inseguridades los que condenaron nuestra relación; fueron mis engaños y mis descuidos los que le propinaron el golpe final.

Perdóname, sé que te lastime, que esos tres años de relación durante la universidad fueron la peor etapa de tu vida, que si bien dejé una marca en ti, fue la del mayor estúpido que conociste. Perdóname porque todo el tiempo que estuviste junto a mí, sentiste frío, ese frío que ahora se ha instaurado perpetuamente en mi pecho.

Sería tonto decir que te amo, ahora, cuando todo ha terminado y he tenido tiempo para extrañarte, que nada de lo que diga o haga curará las heridas, nada cambiará la indiferencia con la que te traté cuando debía de demostrarte que te amaba, que eras lo más importante para mí.

Y sapiente de todas las razones que tendrías para odiarme, de que nunca en tu vida querrás volver a estar junto a mí, que lo merezco, y de lo estúpido que sonará, lo diré una última vez. Te amo Lionel.

Hasta siempre Leo.

El peor de tus errores.

Guillermo.

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Encontré esto en mis notas del teléfono, y ya que escribí una carta toda linda hoy, les publico de una esta bien sad 🤙🏼

Les amo.

Comenten o me petateo.