Cap 11: La visita

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Hay culpa en su corazón. Culpa mientras limpia la herida, mientras la tela de gasa se llena de sangre y observa horrorizado la cicatriz que dejará en el cuello delgado. Culpa que no puede soportar, aún si su alfa está furioso porque el cultivo está tratando de curarla. Culpa porque esa cicatriz es impropia, es obscena, era innecesaria. No pudo dominar su instinto, no pudo tener autocontrol.

Es culpa... culpa mientras A-Yao arruga el rostro con cada toque y luego le sonríe con indulgencia, como si lo que ha hecho no fuera lo más atroz.

—Er-ge, no te preocupes. Puedo entenderlo.

—No... esto es inadmisible a-Yao, es...

—No te preocupes. Puedo cubrirlo, nadie se dará cuenta.

Pero se va a casar y yacerá con su esposa y lo verá. A-Yao mentirá para escudarse, dirá... ¿qué dirá? Es evidente en toda su forma que es una mordida de un alfa reclamándolo. A-Yao es un beta y esa herida no es más que eso, una herida. No hay marca, no hay lazo. Se odia, se desprecia, se enoja consigo mismo y aprieta las manos en su rodilla.

—Er-ge —A-Yao toma su mano, trata de alisar ese puño para que relaje la fuerza con la que aprieta sus dedos. A-Yao no necesita nada para tranquilidad, más que su voz, la calma de sus ojos, la diligencia con la que está la pendiente de cada uno de sus gestos—. No te preocupes. Fue... fue también una imprudencia de mi parte aceptar compartir el celo contigo.

Y el dolor se vuelve más agudo. Sus encías siguen ardiendo como si quisiera arrancarse su propio rostro, pero la benevolencia de Jin Guangyao, mirándolo con ningún reclamo, lo hace sentir más indigno.

—Er-ge —A-Yao le toma la mano y entrecruza sus dedos con los de él. La diferencia de tamaño es notable—. Considero que lo mejor para ambos es que consigas a un omega...

El rayo violeta atraviesa el patio antes de que él pueda despertar por completo. La visión se nubla por un instante, pero Lan Huan lleva su manga hasta la cara y aparta la nube de polvo que llega del patio, entre la algarabía de los juniors y el olor potente de un alfa en celo. Repentinamente había regresado a ese momento traumático, cuando marcó por error a A-Yao en medio del celo y la sensación de que todo estaba mal le llenó el alma. Lo muy culpable que se sintió y cómo se encerró durante dos semanas en el Hanshi, hasta que a-Yao, con la excusa de pedir ayuda, fue a sacarlo.

Está en el presente. Eso que recordó ocurrió hace... ¿14 años? Ya no lo recuerda con exactitud, pero en su presente está casado con Jiang Cheng, están en el patio de entrenamiento y hubo una pelea donde, repentinamente, se acaba de presentar un alfa.

Es una adolescente, quizás trece o catorce años. Ya se le nota los pequeños pechos, a pesar de que los cubra con sus manos por enojo bajo la túnica, y muestra sus dientes al compañero que asustado había intentado levantarla cuando cayó en medio de las prácticas. Su esposo tuvo que entrometerse cuando no encontraron forma de apartarlos y el rayo de zidian fue una buena advertencia.

Hay un gruñido de pura ira que proviene de la jovencita. Gruñe mostrando sus dientes y se dirige justamente a su esposo. Es su primer celo, Lan Huan entiende que sea incapaz de notar que está metiéndose con un omega marcado, no obstante, su alfa gruñe desde el fondo de su pecho y nota lejanamente que las personas a su alrededor hacen distancia.

La alfa se repliega al verlo. Se hace una bola en medio del patio, conteniendo el calor y la carga de feromonas con aromas agrios por el miedo y la rabia que lanza a su alrededor.

—Hua-er —habla su esposo, sin miedo de la reacción de la alfa que se repliega. Lan Huan no ha tenido que moverse para hacerle saber a la niña que no es el momento de intentar morder—. Calma. No vamos a hacerte daño. —Jiang Cheng entonces mira al discípulo a cargo del grupo junior, un beta que se inclina ante su líder en deferencia.

(No) Nos amamos (MDZS)Where stories live. Discover now