-Así que lo notaste -deja al animal en el suelo de nuevo- es una condición extraña, se la conoce como heterocromia.

-¿Hetero qué?

-Heterocromia -vuelve a decir- es algo muy poco común, también se puede presentar en las personas.

-¿Pueden haber personas con ojos diferentes? -pregunto aún más sorprendida.

-¿Increíble, verdad?

-Si, mucho.

-Clarke lleva ya tiempo aquí -suspira- Vance lo encontró afuera un día y lo trajo... aún con mi permiso o sin el, mi hermano iba quedárselo así que yo solo acepté -se encoge de hombros.

-Lo extrañas mucho, no?

-Muchísimo -sonríe con melancolía- era lo único que yo tenía y ahora me he quedado sin nada, el día que le arrebataron la vida... ese día morí yo también -solo la miro sin poder articular palabra alguna- pero ahora todo será diferente, yo misma me voy a ocupar de que ustedes estén bien... por Vance -coloca una mano en mi hombro.

-Gracias por todo lo que haces por nosotros -levanto un poco la vista para poder verla a los ojos.

-Hago por ustedes lo que me hubiera gustado que hicieran por nosotros -sonrío levemente- y am... ¿desayunamos?

Solo pude asentir con la cabeza, me senté en una silla y Rose me sirvió un plato de waffles con un jugo de manzana... mi día hoy no sería el mejor ya que tengo que acompañar a la rubia a la estación de policía para declarar las cosas que sucedieron, ni siquiera entiendo el propósito de esto, es decir, ese imbécil está más que muerto, no quiero tener que recordar todo esto.

Hoy es probable no vea a los chicos, ellos tienen que concentrarse en rehacer su vida y eso implica volver a la escuela, por lo que debían comprar algunas cosas y ponerse al día con sus tareas, las cuales probablemente sean muchas.

Yo por otro lado, no voy a volver ahí ¿Para qué? Con un apellido falso y miles de personas murmurando a mis espaldas, definitivamente no. Rose no quiere decirlo, pero es más que evidente que aún a pesar de todo, yo no pertenezco aquí, no soy de este pueblo y hay posibilidades de que no me quede.

Me siento algo inquieta, sé que debo hablar y... quiero hacerlo pero soy consciente de lo difícil que será esto para mi, la rubia como siempre preocupándose me dijo que todo se haría a mi tiempo, pero yo prefiero terminar con este asunto de una buena vez, al menos será algo en lo cuál no pensaré al menos un rato.

Es como... cuando te sacas una bandita la cuál cubre una herida, si la retiras rápido todo terminará y en algún momento dejará de doler. Aunque... ¿Algún día mi herida dejará de doler o al menos de sangrar?

No sé bien en qué momento, pero llegamos a la estación de policía, podía sentir la mirada de todas las personas sobre mi, tal parece ahora soy alguien famosa en Denver, antes solía jugar el papel de fantasma y ahora, todos están sobre mi.

-¿Es ella, la niña? -una pequeña multitud de personas se acercan a nosotras, yo por instinto me coloco detrás de Rose.

-Si -responde la rubia.

-Oh por dios, pero si es solamente una niña -menciona una mujer.

-Oye niña, es verdad que asesinaste a ese hombre, como fue?

-Si, dinos como lo hiciste?

-¿Tuviste miedo?

-¿Siempre traía la máscara o llegaste a verlo a la cara?

-¿Hace cuanto te tenía retenida en contra de tu voluntad?

-¿Te arrepientes de haberlo matado?

Para este punto yo ya entraba en pánico, las personas no nos daban paso y yo no sabía dónde diablos esconderme, eso es lo único que quiero ahora, esconderme.

-¿Esa era tu forma de venganza?

-¡Ya, fue suficiente! -oí exclamar a la rubia- ¿Como se les ocurre preguntar algo así? ¡Es una niña, santo cielo! -todo se quedó en silencio y lo único que yo puedo oír con claridad es mi respiración tratando de volver a la normalidad- agradezcan que se encuentra presente una menor, sino los sacaba a balazos -suspiró profundamente- ahora, muévanse de nuestro camino.

Todo se quedó en silencio, lo cuál agradecí bastante, Rose tomó mi mano y ambas seguimos nuestro camino hasta llegar a una puerta, al abrirla nos encontramos con un hombre joven de cabellos castaños.

-Rose -el hombre se levanta y se acerca a nosotras.

-James, déjame presentarte a Anna -ambos me miran.

-Anna, es un placer al fin conocerte -sonríe.

-H-hola...

Ni siquiera puedo formular de manera correcta una palabra,
dios que idiota.

-Es algo tímida.

-Algo MUY tímida, lo noté -se da la vuelta para tomar asiento frente a un escritorio- vi lo que sucedió afuera, están bien? -pregunta.

-Estoy acostumbrada a lidiar con gente imbécil, tú estás bien? -la rubia dirije su vista hacia mi a lo que yo solo asiento- te daré un vaso de agua, toma asiento.

Hago caso a lo que me dice y me siento, ella me da el vaso con agua y se sienta en el escritorio frente a mi.

-Linda, sabes por qué estás aquí -murmura.

-Lo sé -susuro tras soltar un suspiro pesado.

-Nos tienes que contar lo que sucedió, pero si en algún momento sientes que ya no puedes lo dejamos hasta ahí -indica el oficial frente a mi- ¿Puedes hacer eso, Anna? -asiento varias veces, creo que más para mi misma que para ellos.

--Bien, supongo que debemos comenzar...

Si, debemos comenzar, volver a donde todo inició en un principio. Aquella horrible tarde de miércoles donde mi vida cambió rotundamente para mal.


Después de años aparezco JAJAJA

₊˚⊹⋆.   𝐿𝑎 𝐶ℎ𝑖𝑐𝑎 𝐷𝑒 𝐿𝑎 𝑃𝑎𝑡𝑖𝑛𝑒𝑡𝑎   𓂃 ࣪˖   ᵀʰᵉ ᴮˡᵃᶜᵏ ᴾʰᵒⁿᵉWhere stories live. Discover now