Capítulo 31

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El auto avanzaba y Emma notó que la ruta no era conocida, miró a Pierre que conducía el automóvil en completo silencio. De pronto notó que empezó a disminuir la velocidad, lo vio detenerse, no conocía ese lugar.

— ¿No que íbamos a almorzar que Alex nos esperaba? — la miro sonriente.

— Espera y veras, solo no seas impaciente, confía en mí, él nos espera. Pero antes debo cubrir tus hermosos ojos — Se alejó de él instintivamente.

— ¡No! me dirás ahora mismo de que se trata o no entraré! — la miró de forma tierna, como quien mira a una niña traviesa.

— Vamos nena solo confía en mí, ven— Le dijo mientras le mostraba un pañuelo rojo— Te aseguro que te agradará. — Se acercó a ella y le tapó los ojos.

— yo seré tu lazarillo, sólo espera, ya casi llegamos— sintió el auto avanzar unos kilómetros para luego estacionarse, escucho las puertas del auto abrirse, y las manos de su hermano tomarla por los brazos.

— Ven preciosa, yo te guiaré.

— ¿Me darás pistas? — rogó.

— ¡No!

— Se puede negociar, una pequeñita— insistió.

Lo escuchó sonreír

— Me recuerdas, cuando estabas pequeña, tomabas tus manos como lo haces ahora y nos mirabas con esos ojos hermosos, era difícil decirte que no — siguieron caminando por unos segundos en silencio, las manos firmes de Pierre la sostenían mientras que con la otra rodeaba su cintura — siempre me lamenté, no estar contigo el día que te llevaron — su voz sonó triste.

— Sólo olvídalo.

— Déjame terminar, me llevaba el diablo ver a mi hermano hundirse en esa depresión, saber que tal vez las cosas hubieran sido diferentes de estar los tres — Tomó su mano fuerte y entrelazo sus dedos — Te quiero Fiorella, me alegra que estés de nuevo en nuestras vidas. Sé qué debemos compartir tu cariño con los Bradford, y no nos importa. En el fondo agradecemos que te cuidaran, y podemos perdonar el daño que te pudieron causar, total eso de alguna manera te ayudó a sobrevivir.

— Dejemos el drama para otro día. — se quejó al ver que estaba tomado terrenos tristes — se supone que será una sorpresa que me alegrará, no quiero recordar esa época. Tal vez, ahora que debo empezar a visitar al Psicólogo, empiece a poder hablar de ello.

— ¿Que te hizo cambiar de idea? hasta donde me han dicho te has negado, y las pocas veces que acudiste te negaste a colaborar.

— Perdí una apuesta con Jasón — dijo en un murmullo.

— ¡Oh! Cariño jamás vuelvas a apostar con Frederick, no pierde nunca. Ahora avancemos o llegaremos tarde.

— Debes subir tres escalones— le advirtió — Bien ahora solo aguarda un momento — escuchó el ruido propio de una puerta abrirse pasos y ser conducida, por otras manos, no eran las de Pierre.


Estas manos eran más grandes, más firmes. Acarició con suavidad los dedos que la sostenían, silencio no escuchaba absolutamente nada, voces pasos nada. Solo los latidos de su propio corazón, siguió acariciando la mano y los dedos.

— ¿J? — entrelazo sus dedos con el hombre que la sostenía y se acercó a él. Sintió unas manos alrededor de su cintura y ese olor, sonrió divertida quitándose las venda.

Un pecho fuerte y conocido fue lo vio, alzo sus ojos y se encontró con los de él que la miraban. Nunca nadie la había mirado con tanta ternura, ni siquiera en los momentos más íntimos. La atrajo más hacia él y la besó con pasión, era su sitio perfecto en brazos de su amigo, amante y próximamente esposo.

CicatricesWhere stories live. Discover now