Capítulo 4

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Sofía miraba a su jefa, estaba en la cafetería y era curioso, ella jamás llegaba a ese lugar, se decía que, porque no le gustaba socializar con el personal a su servicio, otros decían que el sitio le parecería a ella poca cosa.

Eran muchos los rumores que en el edificio decían de ella ya fuera por curiosidad o por simple chismorreo, que tenía pacto con el diablo, que si su cuerpo estaba tatuado por qué en algún momento se prostituyó, que si fue cantante, que era la amante de Alessandro por eso tanta cercanía con la familia y lo rápido de su ascenso.

Sin embargo, Sofía que la conocía un poco podía decir que Emma Bradford era, una mujer de una astucia e inteligencia, tal vez sobrenatural. Era perfeccionista, e implacable a la hora de los negocios, pero que a pesar de ser una mujer de pocas palabras y de semblante duro, jamás levantaba la voz. Tenía un autocontrol, que Sofía envidiaba. Jamás perdía los estribos, ni siquiera con Sara la esposa de Alessandro, que continuamente llegaba a ofenderla.

Manejaba al personal cercano con respeto, y era una mujer muy noble. De los tatuajes no sabía mucho, imaginaba que el rumor corría gracias a que, su jefa jamás usaba escotes o mostraba más que sus manos y parte de brazos. Sus compañeros, continuamente le buscaba para ver que podía averiguar de ella.

La señora había sido con ella de gran ayuda, cuando recién empezaba a ser independiente, y le debía mucho por lo que su gratitud y discreción siempre la tendría. Estaba sola en la mesa, y la rubia se debatía entre sentarse con ella o solo ignorarla y pasar de largo.

No quería estar bajo el escrutinio de esos ojos azules fríos. Cuando Emma Bradford, miraba a los ojos era como si pudiera leer su pensamiento. Caminaba con la bandeja en sus manos con pasos lentos e indecisos, cuando vio que Estela y Josep levantaban la mano en señal que se reuniera con ella, suspiró y agilizo el paso. Pasó por la mesa de su jefa y con un movimiento de cabeza la saludó.

En respuesta la mujer levantó el pulgar y le dio una media sonrisa. El gesto sorprendió a Sofía y a todos los presentes, ya que en ese momento todos miraban en dirección al lugar donde estaba la CEO. Parecía que eran el evento del año la presencia de ella en la cafetería, Emma Bradford pocas veces sonreía y el que lo hubiera hecho con ella era todo un honor. Soltó el aire que llevaba conteniendo sin darse cuenta y se ubicó enfrente de la pareja de amigos, sabía que el interrogatorio empezaría, no bien ella se sentara.

— Tenemos una pregunta para ti el día de hoy, estamos apostando una salida, tú serás la juez esta vez. — vio el rostro sonriente de Josep dirigirse a ella.

— Buenas tardes para ti también Josep. — dijo mientras levantaba la ceja irónica.

— Vaya la pequeñuela cada vez más habla como su jefa. — oyó decir a Estela....

Sofía resopló y rodó los ojos aquí vamos pensó, es que no se cansaban de murmurar no les bastaba con saber que contaban con una buena mujer a cargo de la empresa?

— Instrúyanme, soy toda oídos....

Vio a Josep y a Estela fijamente y posó sus los codos en la mesa junto sus manos y apoyó el rostro en ellas.

— Veras — habló Estela. — Josep, los chicos y yo, nos preguntábamos, cuánto tiempo más ocultara sus sentimientos nuestro verdadero jefe, ya sabes Frederick ... vamos Sofi sabes lo enamorado que se ve el pobre.

Sofía bajó los brazos y se dispuso a almorzar ignorando por completo a sus amigos.

— ¿No dirás nada Sofi? Vamos trabajas con ella, eres la más cercana a ella de todos nosotros y debes haber visto como el jefe mira y es atento con la jefa, — esta vez fue Josep quien habló, Sofía lo miró y alzó los hombros en señal de que no le importaba el rumor.

CicatricesWhere stories live. Discover now