Capítulo 12

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SAMANTHA

— ¿No eres un anciano? — miraba enojada al hombre, que solo le sonreía, me dijeron que era un anciano. — Vio al hombre sonreír mientras le indicaba que se sentara.

— No sé de Dónde sacó eso. Aunque no soy joven tengo 45 años.

— Me dijeron que, viviría en la casa de un policía retirado y ermitaño ¿Que quería que pensara?

— No estoy del todo retirado, aún tengo una última misión por hacer, y debería dejar de pensar tanto. James Parker a su servicio, le mostraré el lugar. Puede estar en casi cualquier lugar, menos en el ático y en el lado norte de la hacienda. Esa parte es de uso exclusivo de los peones. En casa viven Cecil y su esposo Matt. Caminemos mientras le indicó el camino. La granja es netamente ganadera. Sin embargo, los administradores cultivan sus propias hortalizas.

— Pensé que usted era el dueño, o por lo menos eso le entendí a Emma.— La vio mirarla divertido.

— ¿Me ve usted cara de vaquero señorita? — alzo sus hombros.

— Francamente no sé qué pensar. Hasta hace unas horas, para mi Parker era un anciano, el que rogaba no fuera cascarrabias ¿Por qué vivir tan lejos de todo esto? si usted no es el dueño ¿Que hace acá?

— Le dije que trabajaba en mi último caso, luego de eso podré retirarme e irme con mi familia.

— Siempre pensé que los soldados y policías no tenían una vejez tranquila, en un hogar digo. Su trabajo le quita demasiado tiempo, y espacio no le parece ¿Cada cuánto ve a su familia?

— No como me gustaría, pero pronto eso cambiará ¿Seguimos?

La hacienda era enorme y hermosa. El clima no le agradaba, aunque según Parker el clima podía cambiar en las noches. Las tormentas eléctricas eran frecuentes en esa parte del país. Esa confesión no le gustó, les tenía fobia a las tormentas y aunque Pierre quiso ayudarla a no temerles fue imposible.

Al día de hoy, era imposible para ella escuchar la lluvia, sin que los recuerdos vividos con Pierre llegaran a su mente. Sacudió la cabeza, intentando sacar de su mente a su difunto esposo. Era imposible lo sabía, después de 6 años y aún lo recordaba como si fuera ayer. En algunas ocasiones, su recuerdo era tan fuerte que, se levantaba a media noche con la sensación que él la veía dormir. Las no me olvides, que se encontraba siempre a su paso, cuando nunca las veía, ahora como si fuera un juego cruel del destino las veía en todos lados, como recordándole aquello maravilloso que la vida le dio y que le quitó de manera cruel.

— ¿Por qué CAÍN? — la voz de Parker la hizo parar de golpe y mirar a los ojos al hombre que tenía en frente— ¿No me mires así? Me pidieron cuidar de ti así que, hice mis investigaciones. No te preocupes, tú secreto estará a salvo conmigo. Para todos serás Samantha Foster, mis labios están sellados, pero ya que sé quién eres y viviremos este tiempo juntos lo mínimo que puedes decirme es la verdad. — Lo pensó un momento y supo que el hombre tenía razón.

— Mi padre era un vulgar ladrón, que con el tiempo tuvo a su cargo un pequeño grupo de sicarios. Era latino, viviendo en Texas. Tenía un hermano cuyo trabajo era, rescatar niños de las garras de padres maltratadores y entregarlos a familiares que, habían perdido la custodia de forma legal. Era todo lo que Sebastián Padilla no sería. Tenía cierto prestigio en el país, era conocidos incluso algunos fiscales y policías le ayudaban de manera anónima con algunos casos complicados, con el tiempo Ángel (mi tío) fue, digamos una figura pública, lo que molesto un poco a Sebastián. Intentó hacerse socio de Ángel, quien aceptó, pero con ciertas reglas. Nada de muertos, deberían investigar si en realidad los niños estuviesen siendo maltratados y que de verdad serían queridos en los lugares que los pedían. La ambición de Sebastián fue tan grande que, al querer ampliar el negocio de su hermano, se encontró con muchas trabas por parte del Ángel. Hasta entonces no llevaba ningún nombre su labor. Aunque, en algunos lugares la labor era conocida como: la cigüeña. Un día los hermanos tuvieron una discusión fuerte, tanta que, Ángel despidió a Sebastián. Como era de esperarse éste no aceptó el despido, y mató a su hermano a traición. Para ese entonces ya era un bastante conocido en ese mundo del hampa así que, pasó la muerte de su hermano como un robo que salió mal. Sin embargo, todos sabían cómo habían ocurrido las cosas y adelante lo llamaron CAÍN. Años después se fue a vivir a Europa donde se recuperó de una enfermedad, luego de la cual y se enteró que era estéril llevándose a su paso única hija robada. — le mostró su dedo índice hacia sí misma y sonrió amargamente.

CicatricesWhere stories live. Discover now