Capítulo 13

19 5 0
                                    

Despertó a primeras horas de la mañana, sola ya Jasón no estaba, imagino que sacaba a pasear a Andrómeda. Aún no habían aclarado en que apartamento vivir, en realidad, no logró dormir demasiado. La inquietud, sumado a la pesadez en su cuerpo y los escalofríos que sentía, tenía la sensación de que algo iba a ocurrir.

Sentía calor en su cuerpo, estuvo con sueño intermitente, despertaba y dormía a ratos, tenía muchas cosas que aclarar y solo sus hermanos podían darle respuesta, sobre todo Omat. Su hermano mayor le llevaba 10 años por lo que si algo había extraño con su nacimiento muy seguramente él lo recordaba.

Ya no tenía 8 años, no podía manipularla, confesaba que la idea de hablar con sus hermanos no la motivaba. Se había mantenido alejada de ellos tras la muerte de sus padres, el contacto era muy poco, más aún cuando el clan decidió desterrarla.

Sonreía ante lo absurdo que le resultó en ese entonces esa palabra "destierro", para el concejo de ancianos la huida de ella, la renuencia de acatar las leyes de su tribu que consideraba absurda. Era de familia gitana pero nunca se había considerado como tal, algo ella se negó siempre a aceptar eso, como si recibir golpes y obedecer como borrego era vivir pensó.

El sonido del timbre la sacó de sus pensamientos y a paso lento salió de su habitación, llegó a la puerta y miro por la mirilla era Jasón, frunció las cejas al ver que era temprano, o eso creía, saco el pasador y abrió la puerta.

— Buenos di.... ¿Qué haces en pijama aun te sientes bien?, no dormiste mucho lo pude sentir, — le dijo mientras se acercaba a ella y le tocaba la cabeza, y seguido llevo sus manos a ambas mejillas, agachó la cabeza y la miro fijamente a los ojos — te vez fatal preciosa, tienes fiebre. Ven entremos un momento — la llevó a la habitación la hizo acostarse y le tomo su pulso, y mientras miraba su el reloj. Emma miraba atenta los movimientos de Jasón un tanto divertida. Confesaba que sentirse mimada y querida le era nuevo hasta ese momento, y un revoloteo en su estómago le hizo entender que esa nueva experiencia le gustaba. Jasón venia impecable mente vestido, su cabello rubio un poco más largo de lo habitual lo llevaba peinado hacia atrás.

— ¿Te gusta lo que ves? — le dijo sin apartar la mirada de su reloj.

— Puede que sí, no se déjame observarlo un poco más. bien es solo un resfriado —le hablo divertida. Jasón le sonreía mientras levantaba la mirada y sus ojos esmeralda la miraron a los ojos.

— Eso lo decido yo y en estos momentos, la señorita es mi paciente. Por lo que le ruego no me entretenga... tienes fiebre, quédate quieta acá ya vuelvo...

Al poco tiempo llego con un maletín un tanto elegante, luego de algunos minutos y de revisarla y un silencio para nada incomodo, Jasón guardo el estetoscopio, termómetro y demás y volvió a salir de la habitación. Regresó con un vaso de agua y le entrego unas capsulas se las hizo tomar y se sentó al lado de ella en la cama.

— Tienes fiebre pequeña, por lo que no recomiendo que salgas. Iré a la oficina a hacer unas cosas y arreglar todo y me devuelvo enseguida. Llamaré a Vincent para que se quede al pendiente de ti por unas horas, no te dejare sola. — Emma frunció las cejas y lo miro.

— Es una simple gripe iré a trabajar — dijo levantándose de la cama, pero un fuerte mareo la traicionó. Jasón se paró de la cama de un salto y rodeó su cintura con las manos y la devolvió a la cama.

— Escucha, sé que eres una mujer fuerte y que eres capaz de vencer al resfriado más potente. — le dijo con voz burlona — pero hoy te quedas en casa. Es más, — siguió diciendo mientras la cubría. — nos quedamos en casa, tengo que ir a resolver unas cosas y regreso en un par de horas, mientras eso sucede tú te quedas quieta en cama ¿Estamos? — Emma solo resoplo y rodó el rostro hacia un lado, le tomó el rostro y la hizo girar para que lo mirara.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora