Capitulo 28.

66 14 5
                                    

Eres mía...

Su voz se repetía una y otra vez, y por más que algo me decía que debía parar, me era imposible.

—Eres mía.

Intente mirarlo a los ojos, pero su rostro cada vez se hacía más oscuro debido a la oscuridad, solo podía ver su silueta danzante por la luz de la luna.

Debía parar, pero se sentía malditamente bien.

—Emmy...—su mano viajo a mi cintura, haciendo una fuerte presión.

Mordí mi labio, y cerré mis ojos.

—Sigues siendo mía, cómo la primera vez que te ví—su mano subió hacia mi cuello, dando ligeros toques que por alguna razón se sintieron bien.

—¿Lo eres no?—el contacto se hizo más fuerte, haciéndome morder aún más mi labio, ya casi podía saborear ese sabor metálico en mi boca.

Asentí, y su agarre se zafó.

—Lo soy—apenas y pude responder.

—Buena chica.

Acerco su boca a mi cuello dejando un camino de besos hasta la parte superior de mi pecho, intente ahogar un gemido pero me fue imposible.

Sabía descontrolar me.

—Mi sonido favorito.

Me prepare para recibir su ataque en mis senos pero no fue así, sus besos siguieron hasta llegar a mi vientre, por más que intente conectar nuestras miradas era inútil no podía verlo.

—Confía en mí—su aliento cálido me hizo estremecer.

Su mano separo un poco más mis piernas, dejándome a su disposición. Cerré mis ojos por lo bien que se sentía nada más su respiración.

—Relajate, Emmy, te va a gustar—lo sentí sonreír.

Apreté mis labios cuando sentí su lengua rozar por mi ya húmeda intimidad, era algo inigualable, se sentía diferente. Su lengua jugaba con mis paredes y volvía a subir, yo solo podía mover mi cadera hacia adelante intentando que se profundizará aún más.

Tape mi boca con la parte trasera de mi mano, pero a los segundos sentí como la quito.

—Quiero escucharte gemir, que grites mi nombre porque solo yo puedo llevarte al cielo.

Unió su mano haciendo leves círculos en mi entrada, este chico me volvería loca.

—Eres mía.

Sin previo aviso hundió uno de sus dedos haciendo que levantará la parte superior de mi cuerpo de golpe, se sentía tan bien que no quería dejar de sentir.

—Hazlo.

Introdujo otro dedo más haciéndome cerrar aún más fuerte mis ojos, solo podía concentrarme en gemir y en no acabar para seguir sintiendo esto, su lengua seguía jugando con mi intimidad mientras succionaba y mordía suavemente.

Dios, esto no tenía comparación.

Estaba por dejarme ir, en cuanto baje mi mirada intentando verlo nuevamente. Sus ojos, por fin pude verlos...

Lo había notado.

No paró e incluso seguía con más fuerza, podía sentir mis lágrimas resbalar por mis mejillas.

Volvió a mirarme, sus ojos azules... Eran tan profundos.

—Hola, Emmy. Volví.

**

Más allá de la atracciónWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu