Capitulo 20

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Dedicado a @Chicalista08.

¿Hasta ahora que les parece todo?

C a p i t u l o  2 0

Significa que de hace lo que yo diga.

Jeffrey Miller.

El maldito sonido de mi celular me estropeó mi sueño, y comodidad con mi rubia. Con cuidado de no despertarla deje su cabeza en la almohada; se veía tan preciosa de esta manera.

No se imaginan cuanto.

Su cabello rubio como acostumbra a tenerlo; desordenado pegado a su cara por el sudor, su respiración pausada y sus párpados cerrados dejando ver sus largas pestañas.

Es la chica más hermosa.

El sonido volvió a repetirse y salí de la habitación para no despertarla. Pase una mano por mi cabello frustrado, baje las escaleras y entre a la cocina.

El apartamento de la empresa era mayormente para los accionistas nuevos, al entrar ya tenían apartamento en la cuidad y cualquier carro que quisieran. Se les trataba como Reyes para que pudieran negociar, -palabras de mi padre-. Por suerte este es el único del edificio que no usa nadie, por lo que antes venía constantemente a pasar el rato con alguna chica.

Cabe recordar que dije ANTES.

Sinceramente ninguna otra chica le llega al nivel de mi rubia. Esta chica si supo embobarme en cuestión de segundos.

—¿Por qué demonios no contestas el teléfono?—mi padre tan amable como siempre.

—¿Sera porqué estoy ocupado?—masculle de mala gana.

—Te necesito aquí, ahora.

Caminé hasta el refrigerador para sacar el bote de leche.

—No puedo.

—Claro que puedes, los Mons están en la cuidad, ¿Sabes lo que eso significa?

—Significa que no estaré ahí, no quiero volver a ver a esa chica.

—¿Alguien pidió tu opinión? No, ¡Por supuesto que no! Olvídate de esa rubia y busca alguien de tu nivel, Jeffrey.

—¡No soy un maldito crío al que le dirás qué hacer!—dije intentando no alzar la voz.

—Mientras dependas de mi dinero, se hace lo que yo diga.

—¿Tu dinero? Dinero gracias a que Alessandro y yo estamos ahí en esa empresa, sino estaría en quiebra.

Sonreí al escucharlo suspirar—Te doy cinco minutos para que estés aquí, y te advierto que no estoy jugando esta vez.

Sabía a lo que se refería, mi sonrisa se borró de inmediato.

Maldita sea.

—Bien—colgue el teléfono y lo tiré por algún lado de la barra.

Apenas eran la ocho de la mañana, excelente para comenzar un día.

Más allá de la atracciónWhere stories live. Discover now