Capitulo 11

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C a p i t u l o  1 1.

No había querido decirme a donde iríamos y eso me ponía más nerviosa. Había estado preguntando cada dos minutos, pero no conseguía ninguna respuesta de su parte.

—¿Vas a decirme?

—No, y cuando vuelvas a preguntar será un no.

Gire mis ojos—Pero llevas rato manejando y no terminas de llegar a ningún lado.

—Lo se.

—¿Vas a decirme?

—¡No!

—¡Bien!

Él miró por su ventanilla, ya empezaba a oscurecer, solo estábamos dando vueltas después de salir de la tienda, fuimos a otra, y el chico a mi lado, compro algunas golosinas y dulces—fueron muchos, me pareció excesivo—y una lata de bebida energizante, era raro, que tomara eso, estando casi de noche.

—Creo que ya podemos ir.

—¿A donde?

Por fin, debe ser un lugar genial para estar con tanto drama.

—A mi casa.

Retiro lo dicho.

—¿A tu.. casa?—casi me atragante con las gomitas, que llevaba rato comiendo.

Mhm, este chico me alimenta creo que es perfecto.

—Quita esa cara, a un lugar de mi casa, que quiero enseñarte.

Dió la vuelta y empezó a dirigir el auto en dirección contraria.

—No será tú habitación.

Él soltó una risita baja y negó.—Aunque no me quejaría tenerte nuevamente en mi habitación.

—No lo creo.

Cuando el su casa se hizo visible, me quedé embobada mirándola. Amaba su estructura,  amaba los colores, ¡El jardín! No era casa, era una jodida mansión y  era perfecta. Me gustaba ver casas tan gigantes, en los reality de la televisión. Nunca imaginé estar en una. Mi casa era una cosa diminuta al frente de todo esto.

—Parece que te gusta.

Me sonrió, y no evite sonrojarme. ¿Por qué me pasaba eso?

Bajo para rodear el auto, y abrir la puerta de mi lado.

Volví a mirar el inmenso jardín, hasta que el abrió la gigantesca puerta. Todo seguía igual a como lo recordaba, esta vez pasamos por el salón y llegamos a una puerta corrediza que daba con el jardín.

Esto parece un laberinto.

Que sino.

Por fin vería de cerca este hermoso jardín. Tenía un camino de arbustos, que fácilmente me tapan gracias a mi altura.

Él junto su mano a la mía, suspiré, intentando no alejarla. Pero ahora esas pequeñas cosas se han hecho parte de estar con Jeff.

Cuando el camino termino, teníamos en frente, una puerta un poco oxidada, Jeffrey le dio un pequeño empujón y esta se abrió.

El lugar era espectacular. Si, pero no tenía nada que ver con todo lo demás de la casa. Era como un pequeño anexo, ni siquiera iba con Jeffrey, es muy.. no lo sé.

La estructura es circular amplía, y tanto el techo como las paredes, son de vidrio, dejando que se vea el cielo ahora estrellado, en el suelo tenía una alfombra beige y dos sofás un tono más claros al igual que una mesilla central, con comida sobre ella y dulces. Tenía un balcón con una plantita—un cactus—, pero lo que llamó mi atención fue el telescopio que ocupaba todo el espacio que estaba abierto.

Más allá de la atracciónWhere stories live. Discover now