𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: 18+ smut gráfico, sexo duro, juego de roles (princesa elfa x caballero), dirty talk, sexo oral (m!recibiendo), squirting, sexo sin protección, breves tirones de pelo, creampie
𝐀𝐮𝐭𝐨𝐫: Traducción
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"¿Prometes que no te vas a reír?"
Tu voz temblorosa resuena desde el otro lado de la puerta del baño, acompañada por un suave tintineo de campanas y el crujido de una escasa cota de malla. Hay una incertidumbre en tu tono, una inocencia que hace que Eddie se tambalee ante la nueva suavidad de su novia, normalmente segura de sí misma y muy habladora.
"Yo nunca caería tan bajo para faltarle el respeto a la Princesa de esa manera". Bromea, con una sonrisa excitada en las comisuras de los labios cuando el pomo suena con un clic. Se reduce a un susurro, metiendo la frente entre el marco de la puerta y la puerta cerrada. "Oye, te lo juro por mi vida, cariño".
"Joder, me lo debes después de esto".
"Te pagaré en orgasmos. ¿Qué te parece?"
Vacilante, su cara nerviosa se asoma por la rendija, con las manos dando manotazos cuando intenta alcanzarla inmediatamente. "¿Puedes al menos cerrar los ojos y dejarme hacer una gran revelación?"
"¿Intentas que me ponga crema en los pantalones?"
Arqueas una ceja inflexible, la diversión gotea como la miel en tus siguientes palabras. "¿Pero no quieres follar conmigo, mi caballero?"
Silencio. Silencio absoluto.
Ahora, eso parece callarlo. Las palmas de Eddie se levantan en una rendición juguetona, su regordete labio inferior sobresale mientras pedalea hacia el sofá y se planta con un golpe silencioso que te permite saber que ya lo tienes curioso a ti.
"¿Tienes los ojos cerrados?"
Impaciente, se desplaza sobre los cojines de cuero cuando siente que tu presencia etérea llena la sala de estar, con los puños cerrados bajo su túnica suelta mientras un pensamiento asqueroso tras otro comienza a impregnar su cerebro derretido. "Mmm, por desgracia".
Se aclara la garganta, echando los hombros hacia atrás con ansiedad mientras alisa sus temblorosas manos por el cuerpo por última vez y se endereza adecuadamente. "Bien, aquí va. Ábrelos".
Sus pestañas se agitan con asombro mientras te mira fijamente, las pupilas se oscurecen y los iris se nublan cuando te pasas las uñas por el pelo, intentando parecer tímida y seductora. Eddie se queda con la boca seca mientras te engulle: una falda de seda se asienta en tu cintura, una singular tela rectangular te cubre la entrepierna mientras tus muslos quedan expuestos por los altos cortes de la delicada tela, adornada con gemas y cuentas que se extienden por tu vientre. El sujetador a juego se sujeta con delicadas cadenas que se conectan a la elegante gargantilla que rodea tu bonito cuello, sin dejar casi nada a la imaginación, ya que unas tenues cortinas cuelgan de tus brazos y hombros, una completa paradoja para la falta de ropa en tu cuerpo.
