Capitulo 4. Casandra

1.3K 154 17
                                    


Pueblo de Tresviso, España

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

Pueblo de Tresviso, España. Años atrás.


Mire nuevamente por la ventana. Nada, aun nada. ¡Estaban tardando tanto!

—¡Ya quiero que lleguen! ¡Ya quiero que lleguen!—

Me tumbé en la cama repleta de muñecos. Solo unas horas más y la conocería, solo unas horas más ¡Estaba tan feliz! ¡Tan feliz! Patalee sobre la cama hasta que los muñecos y cojines cayeron de la cama.

¡Tonta! ¡El vestido! Me pareé de inmediato y corrí al espejo.

Todo estaba bien, mi vestido azul de lunares seguía sin arrugas, toque con mis manos los adornos de mi cabello, no parecían estar torcidos, mi rubio y lizo cabello seguía perfectamente sujeto en media cola, así como le gustaba a mamá. Suspiré. Tenía que tener cuidado, debía estar de lo más presentable para conocerla. Mamá me lo había advertido:

—Debes ser perfecta —repetí señalando al espejo como ella lo hacía. Hice una mueca.

Por más que lo intentaba, no me parecía a mi madre. Me peinaba como ella e intentaba ser como ella, pero... no era como ella.

— ¿Ya estás hablando sola otra vez?—dijo Rodrigo, mi odioso hermano, que se encontraba en la puerta de mi cuarto.

Hice una mueca y no contesté, meterme con Rodrigo era salir perdiendo hiciera lo que hiciera.

No dijo nada, pero detrás de él apareció mi otro hermano, Zac.

—Déjala en paz Rodri—dijo Zac entrando a mi cuarto y recargándose en la puerta — no ves que tiene que quitarse esa mancha de lodo del vestido —

— ¡Mancha! ¡¿Cuál mancha?!—

No he salido a ningún lado. Gire dando vueltas frente al espejo, hasta que escuche las carcajadas de Zac a mis espaldas.

— ¡Sois unos tontos! Váyanse de aquí —

—Era solo una broma, hermanita— dijo Zac aun riéndose.

Enrojecí. Rodrigo solo puso los ojos en blanco.

—Podéis callarse— interrumpió Rodrigo —Casandra deja de perder el tiempo, mamá está a punto de llegar, ya deberías estar en la sala con nosotros.

—En un momento bajo — murmuré aún molesta.

Ambos salieron de mi cuarto, Zac todavía reía.

Zac siempre hacia ese tipo de bromas y era algo molesto pero era inofensivo. Rodrigo era otra cosa, era el consentido de mamá y también era su sombra, siempre estaba vigilando, y esperando a que me equivocara en algo. Y siempre encontraba la forma de meterme en problemas. Zac nunca se ponía de mi lado, él y Rodrigo eran mellizos, hacían equipo contra mí, eran 4 años más grandes que yo, la edad perfecta para molestarme. Además de eso, Rodrigo y Zac eran solo mis medios hermanos y yo no compartía el fuerte vínculo que los unía.

La Profeta | Seth ClearwaterTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon