Capítulo 13. Casandra

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-¡¿Qué estás haciendo?!- pregunté al ver a Sarah sacar toda su ropa del ropero y tirarla al suelo

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-¡¿Qué estás haciendo?!- pregunté al ver a Sarah sacar toda su ropa del ropero y tirarla al suelo.

-Si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien- dijo volcando un cajón entero de vaqueros en el suelo - Necesito que me ayudes a vestirme como ustedes-

-¿Vas a usar ropas gitanas? No estoy en contra de eso, pero ¿en qué nos ayudará para vengarnos de Billy?-

Mi hermana me miro con un brillo en sus ojos muy familiar para mí.

-Tenemos que ganarnos al pueblo, no solo yo, tú también, cuando lo hagamos, haremos lo que queramos-

-¡Eso no nos protegerá de Billy!-

-Te equivocas Cassy. Existen dos formas de protegerte en la escuela: o con los puños o con lo popular que puedas ser. La verdad, yo prefiero los puños, pero en este caso es extremo-

-Lo dices como si fuera fácil- dije con una mueca.

-Es fácil, solo necesitas ser mejor que los demás y además ser lo más amable que puedas, lo difícil es mantener esa actitud por mucho tiempo- dijo con una mueca.

- ¿Y qué se supone que tengo que hacer para ser mejor que los demás?-

- ¿Qué dices Cass? ¡Tú ya eres mejor que los demás!-

- ¡Claro que no! Mis poderes son más un problema que una cualidad-

-Esto no se trata solo de poderes, por un lado, eres la niña más bonita del salón y entre sus ropas raras debo admitir que tus vestidos son los más bonitos-

Enmudecí, ¿yo, la más bonita del salón? Era imposible, posiblemente era Paula o tal vez Alba, ellas eran las que más amigos tenía y más comentarios lindos recibían.

-No digas tonterías, yo no soy la más bonita- murmuré mirando al suelo.

-Claro que si...- dijo jalando la pesada caja llena de ropa gitana que mi mamá le había dado al llegar y que Sarah había escondido debajo de la cama- y en teoría yo puedo ser igual que tú, aunque no tengamos el mismo cabello tenemos la misma cara- dijo evaluándome a mí y evaluándose a sí misma en el espejo.

- ¿Si soy bonita porque la gente no me quiere? -

-Porque la gente piensa que eres sangrona- dijo sin dejar de sacar ropa.

- ¿Qué soy qué?-

Sarah resopló.

-Ya sabes, alzada, presumida, que los demás te parecen poca cosa-

- ¡Yo no soy así!-

-Ya lo sé, eres exageradamente tímida, pero eso es lo que aparentas y es lo que la gente piensa -

La miré sorprendida. Siempre imaginé que la gente hablaba de mí, pero que dijeran que era presumida era algo que jamás me había pasado por la mente.

La Profeta | Seth ClearwaterWhere stories live. Discover now