Tal vez, podrían comenzar de nuevo.

Así que, tratando de adecuarse al rol, se animó a contarle sobre su vida. Contó sobre el ataque que sufrió Theo y como, a pesar del mal trago, las cosas estaban yendo mejor que nunca. También comentó que él le había sugerido vivir juntos y por último, agregó: «Él está por adoptar a una niña de diez años. Mía. Es adorable. Los dos juntos lo son».

—¿Está por adoptarla solo? ¿Lo hace por su cuenta? —Hizo énfasis en la palabra «solo» como si fuera algo malo.

—Sí —respondió Lucy con normalidad—. Él siempre me habló de lo mucho que le gustaría ser papá.

La mujer elevó las cejas.

—Adoptará a una niña y te propone vivir con él —expuso—. Lucy, despierta de una vez.

Ella arrugó el entrecejo, mientras terminaba el capuchino.

—¿A qué te refieres?

—Quiere que lo ayudes con la niña —aclaró—. Piénsalo. Necesitará una madre después de todo, ¿no? —Lucy no consiguió responder. Las palabras de su madre la sacaron de eje—. Tarde o temprano, tendrás que hacerte responsable de ella. Y yo, te diría que lo hagas. Hablo en serio. Un hombre como Theo te llega una sola vez en la vida, querida.

—La está adoptando por su cuenta —su voz tembló ligeramente—. Yo no voy a ser su madre.

Odió ser ella misma en ese instante. Su mente se convirtió en un desastre que también alteró sus sentimientos. Quería responder con altura. Justificar de una manera coherente, pero su progenitora, de varias maneras, la intimidaba. Sentía que cualquier cosa que pudiera decir, no tenía la fuerza suficiente para anteponerse a la contraria.

—¿No? Bueno, tienes que madurar. Es evidente que él está buscando una familia —pronunció como si fuera una obviedad—. Sé que parezco la mala de la película, pero estoy diciendo las cosas como son, Lucy. Abre los ojos o lo perderás.

En su garganta se formó un nudo. Un nudo que apretaba cada vez más y más. Percibió las inevitables ganas de llorar. No quería perder a Theo, pero también estaba harta de que intentaran encasillarla en roles que no le pertenecían.

—¿Sabés algo, mamá? A veces... A veces creo que no te importa cómo estoy. No importa si estoy feliz o triste. Lo único... Lo único que te interesa es que me case con un hombre, tenga hijos y me convierta en lo que tú quieres que sea. Eso te haría feliz ¿no? —expresó aturdida por la situación. Siempre llegaban al mismo punto—. En realidad, no hace falta que respondas. Estoy cansada.

Dejó un billete sobre la mesa, recogió su teléfono y abandonó la cafetería. Tuvo que quitarse las lágrimas mientras caminaba de regreso. Le empañaban los cristales de las gafas, le impedían ver el camino. Regresó a su apartamento, pero esta vez nadie le impidió la entrada. En el interior, todo lucía igual, excepto por las capas de polvo acumuladas sobre los muebles. Ese piso, así de simple y humilde, había sido su refugio desde que terminó la universidad y se negó a regresar a casa de sus padres. Recordó la felicidad que sintió en aquel momento y los días que siguieron, mientras lo ambientaba hasta convertirlo en su verdadera casa.

Durante un largo tiempo, navegó a través de mares que conocía casi a la perfección. Tenía que elegir si seguía confiando en aquel camino o si era hora de aventurarse y transitar lo desconocido.

Se quitó la chaqueta, las zapatillas, las gafas y se acostó en la cama. Se hizo un ovillo. Permaneció un extenso rato en esa posición, cerrando los ojos, tratando de dormir para olvidar un rato el mundo pero al mismo tiempo, incapaz de hacerlo. Su mente iba a una velocidad abrumadora.

Fue el sonido de su celular el que la distrajo.

Theo: Lu, ¿qué te gustaría cenar?

Podía volver. Sería tan fácil regresar, hacer de cuenta que nada había pasado y seguir adelante. Sin embargo, no podía ignorar que las palabras de su madre le habían afectado. Aún la golpeaban. No quería hacer de cuenta que estaba bien, no quería fingir ni dejarse influenciar por el resto. Necesitaba pensar. Encontrar claridad. Calmarse y ponerse a sí misma en primer lugar, asegurarse de lo que realmente quería, ser la prioridad. Nada iba a funcionar a largo plazo si no se tomaba el tiempo de aclarar sus sentimientos.

Así que, consciente de lo que estaba pasando, respondió.

Lucy: Me quedaré en casa esta noche. 


━━━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━━━

¡Gracias por leer!

No olvides dejar una estrellita y algún comentario. También sígueme en mi perfil, para no perderte ninguna novedad.

 También sígueme en mi perfil, para no perderte ninguna novedad

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Frágil e infinitoWhere stories live. Discover now